Ferdinand es un toro diferente, incomprendido y que, a su vez, no entiende los mecanismos con los que están trazados su vida y su destino. Es parte de un criadero de toros de lidia, cuya única finalidad es crear toros temperamentales y enormes para que puedan ir al ruedo y pelear contra el torero. Mientras los demás pasan los días propinándose cornadas y entrenando para la gloria, Ferdinand prefiere detenerse a oler las flores, perseguir mariposas y admirar las nubes: no le agrada la violencia. Sin embargo, un día, por error, es confundido con un monstruo y es orillado a elegir entre los dos únicos destinos posibles que se le ofrecen: el matadero o las corridas.
Como ocurre en una gran cantidad de películas animadas e infantiles, Olé, Ferdinand (Ferdinand, 2017) es más compleja de lo que aparenta. Al menos así es en los temas que fundamentan la historia. La libre adaptación elaborada por el director Carlos Saldanha (Río, 2011) a partir del libro de Munro Leaf, The Story of Ferdinand (1936), resalta de manera sutil, casi inconscientemente, problemáticas importantes para la sociedad contemporánea. Más allá de tocar el controversial tema de las corridas de toros y la discusión que oscila entre su brutalidad y su belleza, el filme ofrece diferentes reflexiones que pueden entenderse mejor a partir de los siguientes paralelismos. Además de ser un relato de fórmula, en el que el personaje busca ir contra el destino que le es impuesto, y de hacer guiños discretos a la discriminación y a la homosexualidad, la película nos permite cuestionarnos, como en el libro de Leaf, ¿quién es el verdadero monstruo? El mito del minotauro y sus lecturas contemporáneas, como aquella que hiciera el escritor Jorge Luis Borges en “La casa de Asterión”, ayudarían a pensar en esta problemática: las fricciones entre lo civilizado y lo animal, los prejuicios y la realidad; pues no es tanto que el minotauro (el toro) sea el monstruo en busca de su presa, sino que él es orillado a cumplir el papel de lo monstruoso. El segundo paralelismo atractivo está vinculado con el fascismo y las dictaduras que nacían en el momento en el que Leaf escribió el libro, y que Saldanha retoma acertadamente; las promesas del sistema laboral y de esclavitud: Arbeit macht frei (el trabajo los hará libres), una frase que colgaba en la entrada de los campos de concentración nazi. En el filme, los toros son obligados a cornear, a ser violentos y a entrenar todo el día, con la promesa de que, si son los mejores, podrán vencer al torero y ser liberados. Luego descubrirán que el matadero y las corridas son lo mismo. Además de aquellos aspectos reflexivos que podemos destacar del filme, éste también es visualmente atractivo. Con una animación que superó de buena forma el reto de representar las violentas embestidas de los toros sin perder detalle de los movimientos típicos de los animales, no hay nada que salte a la vista desviando nuestra atención de la historia. En conclusión, si bien tiene elementos para ser una película con una amplia gama de lecturas, al final no deja de ser un filme resguardado en sus objetivos: entretener y hacer reír.
Fecha de estreno en México: 21 de diciembre, 2017.