Escucha aquí el SOUNDTRACK de 'Yo, Tonya'
Desde que tenía cuatro años, Tonya Harding (Margot Robbie) ansiaba llegar a la cima de una carrera deportiva. Criada por su abusiva y dominante madre, LaVona (Allison Janney), Tonya estaba decidida a alcanzar el estrellato en el patinaje, con sus habilidades en el hielo que superaron fácilmente a sus competidoras, incluyendo su movimiento especial: el triple axel. Careciendo de habilidades sociales y una educación adecuada, Tonya permanece obsesionada con su sueño, incluso mientras LaVona ofrece puro desdén por su hija. La joven pronto se encuentra bajo el hechizo de Jeff Gillooly (Sebastian Stan), quien la seduce y la enamora, pero, al encontrarse en otra relación violenta con Jeff, Tonya trata de mantener los ojos en su objetivo. Ella trabaja arduamente para convertirse en contendiente olímpica, encontrando en su camino a difíciles rivales como Nancy Kerrigan (Caitlin Carver). Frustrada por su incapacidad para encantar a los jueces y encajar con la multitud, Tonya se sumerge en una serie de decepciones profesionales, mientras Jeff, junto con su amigo Shawn (Paul Walter Hauser), preparan algo más drástico y turbio para ayudar a despejar el camino hacia la gloria olímpica.
Yo, Tonya (I, Tonya, 2017), la más reciente película del director Craig Gillespie (Lars and the Real Girl, 2007; Million Dollar Arm, 2014), se presenta, en un inicio, como un falso documental de cabezas parlantes (basado en fragmentos de entrevistas reales) con los involucrados en el mundo de Tonya sentados frente a la cámara para compartir su perspectiva sobre la vida de la patinadora. El guionista Steven Rogers (P.S. I Love You, 2007), a pesar de la licencia creativa que se toma, confecciona una comprensión amplia del origen de las motivaciones de la protagonista; una niña prodigio que creciendo sin amor y con frecuentes explosiones de violencia y amargura se convierte en una joven decidida, pero que le tiene miedo a su feroz madre que lanza bofetadas y cuchillos por igual para “educarla”. Y ahí radica el mayor bache que debe superar el filme; el guion no se expande en los detalles de la vida de Harding más allá de sus batallas con sus seres queridos abusivos y el combate mental y físico que ella soporta durante su búsqueda para convertirse en campeona de patinaje artístico. Pero es el tono de comedia oscura con el que Gillespie mantiene el barco a flote. Este enfoque -aunque a veces se aproxima a un tono caricaturesco- demuestra ser el mejor para esta historia en particular, teniendo en cuenta todas sus dinámicas absurdas. Incluso, el trabajo de edición de Tatiana S. Riegel -entre el pasado y los testimonios de los testigos- crea un suspenso continuo al exigir atención para cada marco espeluznante y descabellado. Además de establecer un tono tan peculiar, Yo, Tonya -dado el tema de representación- tiene la tarea de ser una película deportiva de nivel olímpico y resaltar las dinámicas de los entrenamientos y las competencias. Gillespie y cinefotógrafo Nicolas Karakatsanis (Bullhead, 2011) realizan una serie de coreografías dramáticas para capturar el atletismo y la destreza de Harding en sus rutinas. Robbie aprendió a patinar sobre hielo para la película; su rostro se impone en primeros planos al final o al principio de las coreografías, mientras su despliegue físico cumple con exigentes movimientos. En el plano actoral, Robbie muestra una variedad de capas -desde el rencor hasta la vulnerabilidad, pasando por la autodeterminación- para darle profundidad al personaje. Algunos pueden estar en desacuerdo con el retrato de Harding como una víctima de las circunstancias, pero ciertamente el filme nunca endulza los aspectos macabros de su vida. Para no quedarse atrás, Janney ofrece una interpretación comprometida y sumamente hilarante en su vulgaridad y agresividad. Al público no le gusta LaVona, y Janney se asegura de ser esa mala madre que a los espectadores les encantará odiar. La dinámica entre las dos actrices resulta fundamental para el crecimiento de la historia; ambas contribuyen para generar una relación disfuncional, tóxica y retorcida.
Fecha de estreno en México: 23 de febrero, 2018.
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