Tan pronto como nos preguntamos qué es la creatividad, invariablemente surgen las preguntas esenciales: ¿De dónde surgen las grandes ideas? ¿Cómo podemos hacer que se manifiesten, que se hagan presentes?. En 1926, Graham Wallace propuso un modelo pionero para las cuatro etapas del proceso creativo (preparación, incubación, iluminación y verificación), que posteriormente, en 1939, fue adaptado como una ‘técnica para producir ideas’ en cinco pasos (recopilación de materia prima, digerir el material, procesamiento inconsciente, la aparición de la idea, la idea se reúne con la realidad), que llegó a influir sobre las actuales teorías del proceso creativo. A pesar de los modelos que los psicólogos puedan llegar a establecer sobre el tema, las respuestas más acertadas provienen de las mentes de los artistas, científicos e inventores.
En una conversación celebrada en la Academia de Música de Brooklyn, dentro del programa LIVE from the NYPL (En vivo desde la Biblioteca Pública de Nueva York), el entrevistador, Paul Holdengräber, planteó esta misma pregunta –¿De dónde surgen las grandes ideas?– a su invitado especial, el director de cine y músico estadounidense, David Lynch.
Lynch, que responde con dosis de irreverencia, pero también con visión, habla de la naturaleza fragmentaria de la creatividad y la ‘calidad de combinatoria’, haciendo eco a la ‘teoría de bisociación’ de Arthur Koestler de cómo funciona la creatividad. [Teoría que, en términos generales, plantea que la idea es una combinación de elementos viejos, y que la capacidad de lograr nuevas combinaciones depende del talento para hallar relaciones. La bisociación es el proceso por el que las ideas –no relacionadas– se ponen en contacto y se combinan]-
Una idea viene –y se ve, y se oye, y lo sabes…
No hacemos nada sin una idea. Así que las ideas son hermosos regalos. Yo siempre digo: desear una idea es como una carnada en el anzuelo, se puede tirar de ellos. Y si agarras esa idea que te gusta, eso es hermoso, es, entonces, un día hermoso. Y escribes esa idea para que no se te olvide. Esa idea que agarraste podría ser un fragmento del todo –lo que sea que estés trabajando–, pero ahora tienes más. Pensando en ese pequeño fragmento, ese pequeño pez traerá más, y vendrán más y los va a enganchar. Y cada vez serán más, y muy pronto tendrás un guión, una silla, una pintura o una idea para un cuadro.
[Vienen], la mayoría de las veces, en pequeños fragmentos.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Brain Pickings