Se puede decir mucho sobre un cineasta por la manera en que maneja la composición visual de su filme y el grado en que la utiliza como una estrategia narrativa o como elemento para reforzar los rasgos del personaje. Algunos directores emplean la composición como una herramienta práctica, mientras que otros lo ven como una herramienta para fines creativos, otro nivel sobre el que transmitir sus significados y mensajes. En el caso de este último tipo de cineastas, no es sólo el espacio dentro del marco lo que es importante, sino también los innumerables espacios entre las diversas figuras y objetos en el marco. Un personaje enmarcado enfrente de una fotografía de un prado pacífico en un día soleado transmite diferentes significados que el mismo personaje enmarcado con una cabeza de animal colgada detrás de él, y dos personajes de pie a milímetros de distancia entre ellos dice algo diferente como individuos.
En las películas del joven prodigio Xavier Dolan, la composición no es sólo un medio para dar orden y estructura a sus paisajes visuales, sino también un indicador para medir la distancia emocional entre los personajes dentro de sus películas, y también entre los personajes y la audiencia. Cuanto más íntimamente se encuentran los personajes dentro del marco, cuanto más el espectador se acerca e ellos empáticamente. Centrados, descentrados, solos, en parejas o en grupos, los personajes dentro de la composición de Dolan son ellos mismos los marcos de los mundos menores que habitan dentro del mundo principal de sus películas, y su particular tipo de encuadre es el que establece los nichos dentro de su nicho.
En Composition in the films of Xavier Dolan, un extraordinario video editado por Sharon López, se analiza la composición como estrategia emocional para seducir a la audiencia, utilizando no sólo imágenes, sino también los espacios dentro y entre dichas imágenes.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Film School Rejects