La relación del pintor, Salvador Dalí (1904-1989) con el cine no se limita a sus colaboraciones con Luis Buñuel –el guión y la realización del cortometraje, Un perro andaluz (Un chien andalou, 1929), y algunas ideas y conceptos para La edad de oro (L'âge d'or, 1930)–. El artista español también colaboró con Harpo Marx en Giraffes on Horseback Salad, un proyecto cinematográfico que nunca se materializó; con Walt Disney en Destino (2003); y con Alfred Hitchcock en Spellbound (1945), donde colaboró en el diseño de arte.
El documental titulado A Soft Self-Portrait of Salvador Dalí (1970) es una oportunidad para adentrarse y conocer más sobre uno de los máximos exponentes del surrealismo. De las muchas películas que se hicieron sobre la vida y obra de Dalí, tal vez ninguna captura su irreverente personalidad, que siempre estuvo emparejada con su extraordinaria maestría, como lo hace este trabajo dirigido por Jean-Christophe Averty y narrado en inglés por Orson Welles.
A Soft Self-Portrait of Salvador Dalí fue filmado en la casa de Dalí, ubicada en Port Lligat, España, e incluye algunas escenas surrealistas que no pertenecen a sus cuadros, sino a su vida cotidiana: un Dalí extasiado tocando un piano lleno de gatos –la reconstrucción de un “órgano gato” en el que una línea de gatos es fijada para que sus colas se extiendan debajo del teclado con la intención de que los animales griten de dolor cada vez que se presiona una tecla–. Dalí, al parecer, también asociaba los pianos con la sexualidad –durante su infancia; su padre tomaba un libro sobre las enfermedades venéreas y lo dejaba abierto encima del piano para enseñarle a su hijo los peligros de la promiscuidad–. Otros episodios durante el documental muestran al pintor marchando triunfalmente en un paisaje arrojando puñados de plumas en el aire con una cabeza de rinoceronte de yeso en una carretilla con dos niños disfrazados de querubines en el remolque.
Orson Welles describe a Dalí como un “príncipe de la paradoja”, pero en medio de los ‘chispazos’ de buen humor, A Soft Self-Portrait resulta ser uno de los documentales más informativos sobre la vida del artista, detallando su aparición como artista en la década de 1920, sus importantes contribuciones al Surrealismo en la década de 1930, y hasta sus contribuciones e influencia para el Pop Art de 1960 (en algún momento, Andy Warhol admitió que amaba a Dalí “porque es muy grande”). No deben perderse la secuencia final de este filme, donde se ejecuta un elaborado happening en el que Dalí se encierra en una cúpula de plástico transparente para “pintar el cielo”, suceso que confirma la mezcla de irreverencia, locura y genialidad de uno de los grandes artistas del siglo XX.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Cinephilia and Beyond