Por Cristina Incháustegui Massieu (@CristinaMassieu)
El misterio que rodea a uno de los asesinos seriales estadounidenses más emblemáticos del siglo XX, el Zodiaco, ha sido abordado en películas y documentales más de una vez. Los crímenes, que durante una década (entre los sesenta y los setenta), aterrorizaron a la ciudad de San Francisco, se llevaron a cabo con tal precisión que ninguna pista relevante se encontró jamás, y son motivo de toda clase de especulaciones. El intelecto desafiante de Zodiaco, la puntualidad de sus asesinatos, sus cartas codificadas dirigidas a la policía y el hecho de que su identidad permanezca sin revelarse, son algunas de las razones por las que este caso ha acaparado la mente de expertos, curiosos y aficionados del género policiaco.
En 2007, uno de los maestros del thriller moderno, David Fincher (Se7ven, 1995; Fight Club, 1999) , lanzó su propia exploración sobre los hechos en una poderosa y contundente cinta protagonizada por Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo y Robert Downey Junior. Zodiac retoma el polémico caso desde el punto de vista de los persecutores a lo largo de dos horas y media, retomando algunas características de filmes predecesores como la intriga política, los conflictos con el gobierno y la autoridad, y la controversia periodística como en All The President's Men.
Para la producción de la película, Fincher y su equipo realizaron una extensa investigación del caso, adentrándose en las mentes y obsesiones de los personajes para otorgarle profundidad y credibilidad al filme. El tono urbano, oscuro y Neo Noir, de burdo suspenso que no logra llegar a una vuelta de tuerca que acabe por darle una resolución a tanta atrocidad, cautiva la atención del espectador y logra explotar los elementos característicos de la historia: la trágica naturaleza de los homicidios (muchos de ellos de parejas jóvenes), la complejísima psicología criminal de Zodiaco y la compulsión maníaca de aquellos que lo persiguen.
Como en otros trabajos de Fincher, la música juega un papel fundamental. Para Zodiac se lanzaron dos álbumes, uno que contiene el score original, compuesto por David Shire, y el otro con una selección de melodías características de la cronología que se desarrolla a través de varias décadas.
El primero es una composición única de sonidos nostálgicos y enigmáticos que enfatizan la tensión de la narrativa e identifican las emociones y pensamientos de cada uno de los personajes. Melancólicos solos de piano y trompeta aparecen varias veces, integrándose a la atmósfera inquietante y dramática con la que se despliega la trama. El segundo álbum compila canciones populares de las épocas ambientadas en la película, reuniéndolas en una selección interesante entre la que destacan clásicos como “Solar” de Miles Davis, “Mary's Blues” de John Coltrane y “Soul Sacrifice” de Santana, por mencionar algunos ejemplos que enriquecen el contexto de la cinta. Aunque no fueron incluidas en el soundtrack oficial, otras canciones forman parte de la banda sonora: “Arrivederci, Roma” de Mario Lanza, “Bang Bang (My Baby Shot Me Down)” de Vanilla Fudge y “Oliver” de Jean, la cual también hace una memorable aparición en Kill Bill (Quentin Tarantino, 2003).
La musicalización de Zodiac se entrelaza ágilmente con el desarrollo de los personajes, define sus cualidades y defectos, además de generar diversos momentos de tensión dramática y ambientes oscuros y perturbadores que se adentran en la psique del espectador mientras la cinta se desenvuelve.