Por Pam Cook (@fashionintofilm)
En su fascinante libro, Acting in Cinema, James Naremore analiza Kid Auto Races (1914), la primera película en la que Charlie Chaplin apareció como el personaje del Vagabundo que, posteriormente, se convirtió en su marca registrada.
Kid Auto Races, también conocida como Kid Auto Races at Venice, es una comedia clave de seis minutos producida por el legendario Mack Sennett, para quien Chaplin actuó como vagabundo en muchas más películas silentes. Naremore se centra en los detalles de la pantomima de Chaplin, mencionando, asimismo, la contribución de su vestuario para destacarlo de entre el resto de la multitud en la escena, misma que se desarrolla en medio de la filmación de una carrera de autos en la que el Vagabundo provoca el caos al interrumpir constantemente el camino por el que la cámara pasa. Para Naremore, esta película establece a Chaplin como una celebridad al contrastar su teatralizada actuación con la más naturalista representación y vestimenta de los espectadores "reales".
Esto me inspiró a analizar el papel del vestuario en la construcción de la identidad del Vagabundo y para distinguir a este personaje como una estrella. Aunque se trata de la primera aparición del Vagabundo, el cómico estilo de actuación de Chaplin fue evidente en la comedia que fue piedra angular, Making a Living (1914), en la que interpretó a un estafador. El traje de Vagabundo fue ideado para Mabel’s Strange Predicament (1914), realizado justo antes de que Kid Auto Races fuera lanzada.
En el cine mudo los actores a menudo usaban su propia ropa. Según la autobiografía de Chaplin, el creó el traje de vagabundo con elementos deliberadamente contradictorios: pantalones anchos, chaqueta ajustada, zapatos de gran tamaño y un pequeño sombrero de bombín proporcionado por compañeros actores y un bastón con mango de caña de bambú de su propiedad. Los accesorios tales como la camisa de cuello alto, el chaleco y la corbata no se contabilizan, pero Chaplin afirma haber añadido un bigote para parecer más viejo. En esta primera manifestación, el vagabundo es desaliñado y menos afectivo de lo que se sería más tarde. El cigarrillo le otorga un aspecto decadente y el bastón es una parodia de la vestimenta de un caballero. Chaplin da una actuación de un payaso profesional en la tradición norteamericana del vagabundo / indigente; su vestuario se basa en un collage de piezas discordantes, que parecen haber sido recogidas al azar de entre un montón de ropa desechada. Esto contrasta con la ropa de los otros participantes, que es pulcra, adecuada y en armonía con el escenario, lo que indica su autenticidad. Si bien, las partes disonantes del traje del vagabundo no se cohesionan en un todo sartorial, su recombinación indica las aspiraciones del personaje de ser un dandy.
Las ropas del vagabundo llaman la atención sobre la importancia social de vestirse “bien”, así como de su amaneramiento, que Chaplin desarrolló como una característica de su actuación. El efecto del collage, que deriva de las formas populares como el circo y el teatro de calle, resuena con las estrategias estéticas de los surrealistas y otros. El pastiche de estilos retrata al personaje como una fabricación, un prototipo social más que un individuo redondeado. Mientras que los rudimentos de la motivación psicológica están ahí en el deseo que muestra el ridículo traje del vagabundo de pertenecer a una clase superior, el énfasis en el encubrimiento centra la atención del espectador en la autorepresentación de Chaplin como un actor estrella. Él acapara la cámara, lo que altera la filmación de las carreras mediante la interposición de sí mismo en varias poses entre los cineastas y el evento. El vagabundo y su traje se convierten en espectáculo.
Esto es problemático en varios aspectos. En términos de clase, la combinación de vagabundo y dandy en el traje del Vagabundo satiriza la apariencia respetable del resto de la multitud. Se anula la lógica del tiempo al exportar ropa de diferentes épocas. En la historia, el desordenado Vagabundo irrumpe en un ordenado acontecimiento cotidiano, poblado por gente ordinaria de clase media en un día libre; él es una amenaza social. Él rompe las reglas del quehacer del cine documental, dando un giro cómico y teatral en una vestimenta y maquillaje estilizados que revela los mecanismos de la configuración de la puesta en escena y conduce al director a la distracción. La naturaleza anárquica de su atuendo se refleja en la aparente imprevisibilidad de sus acciones. Genio. No es extraño que los cineastas como Sergei Eisenstein celebraran el potencial revolucionario del Vagabundo.
Traducción por Jaqueline Ávila (@franzkie_)
Texto originalmente publicado en inglés en Fashion>Film, traducido al español en exclusiva para EnFilme.