La adaptación de Martin Scorsese de la novela de Shusaku Endo es una meditación incómoda, profunda y conmovedora sobre el cristianismo y la ausencia-presencia de Dios.
No importa lo que Jim Jarmusch intente, es imposible que sus trabajos carezcan de la gracia, la chispa, y el recubrimiento filosófico y humanista que le son idiosincrásicos. Incluso cuando estira un poco de más la liga, como es en el caso de The Dead Don’t Die.
Todd Phillips y Joaquin Phoenix logran enriquecer a uno de los personajes más atractivos del universo de los cómics, un villano imponente, un hombre trastornado, ya escaneado por otros grandes autores. Le guiñan un ojo al material original, lo mencionan, lo distorsionan, crean alusiones, ensucian y glorifican el mito...
El director habla sobre una de las escenas más simbólicas e importantes de la película al ofrecer una articulación externa de la ira que acumula el protagonista.
El director estadounidense permitió que un amigo de Polanski leyera todo el guion de «Once Upon a Time in Hollywood» para que el cineasta polaco se sintiera cómodo con la narrativa.
CineFrames explora cómo Roman Polanski utiliza el color para crear una sensación de temor creciente y para reflejar la experiencia cada vez más opresiva de la protagonista.