Entonces disruptores, estos filmes han sido dejados muy por detrás en términos visuales por los galopantes avances tecnológicos, pero merecen ser recordados como mucho más que simples piezas de museo.
El compositor estadounidense, Bear McCreary, combina perfectamente las atmósferas orquestales con los ritmos dinámicos del rock indie para acompañar las sutilezas y peculiaridades de esta comedia –romántica; a veces oscura– muy acorde con las incertidumbres y confusiones que vive la protagonista.
Cuando un monstruo gigante está destruyendo Corea del Sur, una mujer se da cuenta que está extrañamente conectada, mediante el poder de su mente y cuerpo, a esos acontecimientos lejanos.