¿Cuáles son los resortes mentales que hacen que el miedo se apodere de una persona que, una vez dominada por él, es incapaz de distinguir con certeza entre la realidad y los enigmas que en ocasiones la turban?
El jump scare es un truco demasiado familiar en el cine de terror, pero cuando se perfecciona puede resultar audaz y profundamente perturbador como en el filme de David Lynch.
Un drama ambientado en el siglo XVII que cuenta la historia de Benedetta Carlini, una monja visionaria cuya ascensión al poder fue frustrada cuando las autoridades de la iglesia descubrieron pruebas de su romance con otra monja.
Conmocionada por una tragedia inesperada, Beth, la protagonista de la nueva película de terror de David Bruckner, comienza a descubrir los extraños y perturbadores secretos de su esposo.
La precisión técnica de David Fincher se extiende claramente más allá del set, como se demuestra en el trabajo realizado por Artemple y Savage Visual Effects.
Inspirada en la novela gráfica homónima, la película se centra en una entidad peligrosa que provoca locura, violencia y una serie de misteriosas desapariciones.
El director opone dos realidades distintas en la Ciudad de México: una casa en construcción en la zona del Pedregal con mobiliario lujoso e incluso una chimenea eléctrica; y una casa en Tepito donde los terminados son hoscos, enfocados a la necesidad de refugiarse.
El filme se centra en una compañía que utiliza tecnología de implantes cerebrales para habitar los cuerpos de otras personas y motivarlos (u obligarlos) a cometer asesinatos.
«Unmasking the Psychosexual Nightmare of Blue Velvet», de Cinema Wizard Boy, examina bajo una lente freudiana la naturaleza atractiva y perturbadora del filme de David Lynch.