Hirokazu Kore-eda es un convencido de la esperanza implícita en el devenir de la vida. Ha reiterado en su obra que mañana -con un poco de fortuna- todo puede llegar a prosperar.
Carlos Enderle ambienta su filme en el paisaje gris, urbano y contemporáneo de uno de los municipios más densamente poblados del país para centrarse en los sueños y anhelos de los personajes que ahí residen.
Una obra suprema de humanismo que entendido en toda su complejidad, reconoce que en el encontrar un genuino equilibrio entre los distintos modos de vida que cohabitamos el planeta, se juega el futuro de nuestra especie.
Clara Sola retrata un mundo que pese a desarrollarse en la apertura del espacio y la riqueza de lo verde y lo fresco, es opresivo y asfixiante, una estampa con la que muchas personas, en muchos sitios de Latinoamérica claramente se pueden identificar.
Para distanciarse del filme de Tornatore, Nali invierte dedicación en la inventiva tanto de los sucesos narrativos, como de su imaginerio visual en Last Film Show
Taracena asume una narración que apela a la construcción de frases e imágenes que conjuran poesía como intentando que ella, con su belleza, sirva de bálsamo para sanar tanto dolor en este proceso de reconciliación guatemalteco.
La náusea y el coma diabético provocados por el desconcierto y la sobredosis de azúcar terminan por sepultar la crisis depresiva y existencial de un buen tipo, tremendamente atormentado.
Podemos constatar que, en el 2022, se siguen haciendo extraordinarios filmes, capaces de conmover, de hacernos pensar sobre la vida, sobre nuestra vida, sobre la vida de los demás.
Revisamos dos ambiciosos filmes: uno que muestra los conflictos que padece el Libano contemporáneo y otro que atrapa el caos de la vida en la capital de Angola.
Con Sanctorum (2019), Joshua Gil consigue ejemplificar la poética de la imagen, aquello que Walter Benjamin intentaba definir a partir de la búsqueda de una nueva conceptualización del arte donde la propuesta visual –y filosófica- no sólo se inclinara hacia la comprensión de un...
La ciudad más importante del mundo, multicultural, moderna, antigua, vibrante, llena de música, de arte, de moda, de deportes, de gran vida nocturna recibe los mejor del cine en 2022.
Es un compendio de las creaciones de Lynch, arrojando luces que brillan en los rincones oscuros de su mundo único, dando al público una mejor comprensión del hombre y el artista.
El filme está proyectado en clave de comedia romántica pero con la inteligencia e ingenio que le permiten trascender el género, gracias al guion de Trier y su habitual coguionista, Eskil Vogt
Writing With Fire estimonia la gallardía de unas mujeres habituadas a padecer injusticias que defienden su dignidad como personas, desde el riesgo y una humildad que les permite prepararse, cuestionarse cotidianamente para solo así evolucionar y estar a la altura del desafío que ellas mismas se han impuesto.
Debajo de una atractiva iluminación (como de restaurante caro), de interpretaciones actorales comprometidas con la trama y de una puesta en escena efectista, se encuentran trampas hábilmente situadas para el espectador.
Guillermo del Toro reinventa el cuento clásico de Carlo Collodi de la marioneta de madera que mágicamente recibe la vida para poder aliviar el corazón de un carpintero en duelo.
Sus filmes eran personales, constantemente replanteando y retomando las mismas preocupaciones, desde crisis existenciales alrededor del sentido de la vida y el silencio de Dios, hasta el abordaje de una humanidad carnal, obsesionada con la sexualidad.
Hoy que se cumplen 6 años del regreso de Bowie al Espacio Exterior, recuperamos estos trabajos que nos muestran de cerca aspectos que pocas veces se han visto.
Las películas ambientadas en la vida universitaria sirven a muchos jóvenes para acostumbrarse a la idea previamente de cómo serán sus años en el campus.
Situado en Sicilia, su relato de nostalgia, drama y prosperidad que es Il Gatopardo se desarrolla a lo largo de los años finales del Resurgimiento italiano.
Lo que hace Reyes es, con un desplante de vistoso ingenio, sensibilidad y mucho tacto, fundir la ficción con la realidad, al tiempo que entrelaza el pasado con el presente.
Desde FishTank de Andrea Arnold (a quien parece dedicarle algunos guiños) podemos encontrar muy pocos filmes que penetren con tanto decoro, tanta sensibilidad y también tanta cariñosa ternura, el dolor y el enojo afincado dentro del cuerpo y el alma de los adolescentes.
Es, en realidad, un cortometraje, pero es, también, un poema, uno que, además, sintetiza, en pocas palabras, con escasas imágenes, en apenas unos segundos, la filmografía de Terence Davies y, también es cierto, su propia vida.
Dos de los autores de cine fundamentales de los últimos 40 años. Uno alemán, el otro norteamericano. Ambos alimentados por la cultura popular, capaces de absorberla y transformarla en arte idiosincrácico.