No es Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades) ni la obra maestra que algunos quieren postular, ni el fiasco rotundo que otros desean sentenciar. Bardo conjura momentos geniales, otros de honda profundidad y unos más de una autocomplacencia feroz.
La crítica internacional coincide en que se trata de un filme espectacular, como de costumbre en Iñárritu, visualmente asombroso , profundamente personal, pero también fastidiosamente autoindulgente y narcisista. Muy entretenido.
El color es esencial para la puesta en escena de una película, con un impacto directo y poderoso en el efecto general de cada toma; y así lo asimiló Kubrick.
Los filmes del autor italiano son un testimonio de una imaginación extraordinaria, pero también un profundo amor por una forma de arte que a menudo se pasa por alto: los cómics.
En distintos momentos y entrevistas, el director de «Citizen Kane» manifestó su malestar ante los estilos y propuestas artísticas de sus colegas, incluyendo a Bergman, Antonioni, Fellini y Godard.
La realidad de modo costante, en el cine de Fellini, se diluye y funde con los sueños, los deseos, los recuerdos, las proyecciones a futuro; todo lo que la mente guarda y, con gran frecuencia, nos presenta como real.
El filme, inspirado en '8½' de Federico Fellini, reúne al cineasta español con dos de sus colaboradores de más alto perfil: Antonio Banderas (La piel que habito) y Penélope Cruz (Los abrazos rotos).
Sorrentino nunca ha negado a Fellini como su principal fuente de inspiración, por lo que los homenajes y las similitudes son susceptibles de prolongarse infinitamente.