El FIDECINE fue un triunfo histórico de la comunidad cinematográfica y fruto de una lucha contra la censura y el verticalismo de las autoridades gubernamentales del sector.
Productores cinematográficos se unieron para exigir el cumplimiento de los compromisos públicos y contractuales con los extintos fideicomisos FOPROCINE y FIDECINE, los cuales tienen una deuda millonaria desde hace más de dos años.
Como parte de la política de austeridad federal le han sido retiradas las computadoras de trabajo al IMCINE, según confiesa su directora, María Novaro.