Una soberbia directora de orquesta en desgracia, un incendiario drama con tintes racistas sobre familias de inmigrantes en los suburbios parisinos y un par de jóvenes canibales enamorados en el segundo día veneciano.
En una pequeña casa del estado de Michoacán, en México, observamos a David (Bernardo Garnica Cruz) mientras empaca sus pocas pertenencias en una mochila. A lo lejos se escucha el canto de un grupo de personas. Cuando David sale de la casa, el sonido cobra sentido. Se trata de un grupo de personas que cantan canciones...
A lo largo de su obra, la directora francesa se ha interesado en las fronteras que dividen a la humanidad y, principalmente, en las personas que las atraviesan.
El segundo largometraje de Diego Luna (Abel, 2010), sigue la vida del activista y defensor de los derechos laborales de los trabajadores del campo en California, en los años setenta.