La obra de Nolan gira en torno a un mismo eje: la lucha interna de uno o varios personajes que buscan consolidar su percepción de la realidad, en un mundo que parece renegar de ella. Es el famoso sueño de la razón que produce monstruos, llevado a un escenario de detectives e ilusionistas.
El director nos intenta explicar cómo alguien que parecía egoísta y pesimista aprende a comportarse responsable al trabajar y a preocuparse por los demás.
La versión de Oliver Parker de Dorian Gray, como en la de Wilde, como en las películas actuales de vampiros, el pecado resulta mucho más seductor que la penitencia. Ésta tiene precio de rebaja frente a todo lo que gana el personaje (aunque sus culpas no lo dejan aprovechar tanto como podría): placer, placer y...