La atención que Nicolás ha recibido de un pequeño grupo de seguidores y realizadores de cine experimental no es gratuita. A pesar de sus errores y sus aciertos.
Por principio de cuentas, la historia es conmovedora sin ser cursi, alegre y ligera sin caer en el chiste fácil, comprometida con la realidad social sin rozar siquiera el panfleto, con referencias dramáticas largamente explotadas (como Edipo) presentadas bajo una nueva luz.