Hasta ahora no hay mucho que reprocharle a Michael Fassbender y, por lo tanto, no tiene competencia. No es estúpidamente, sino irresistiblemente guapo y eso no es lo que importa.
Como el realizador renuncia casi por completo a los recursos dramáticos y a la estructura narrativa convencional, su apuesta descansa, en gran medida, en la empatía que logre establecer su protagonista con el espectador.
Seguro habremos cometido alguna omisión imperdonable, una que otra de la cual se nos pueda absolver, pero no del todo sencillo resulta esto de armar compilaciones...
The Seventh Continent (1989), el primer trabajo cinematográfico de Michael Haneke. Con 47 años de edad, una anécdota tomada del periódico y una idea concreta sobre las preguntas con las que quería incomodar a su público.