El aclamado actor suizo interpretó a un ángel en ‘Las alas del deseo’ de Wim Wenders, a Hitler en ‘La caída’ de Oliver Hirschbiegel, y a un Virgilio moderno en ‘La casa de Jack’ de Lars von Trier.
Ya no son imaginables los seres deformes como Nosferatu (1922) de F.W. Murnau, ni las viejitas siniestras, como en Vampyr (1932) de Carl Theodor Dreyer. Han pasado de ser el mal absoluto a un objeto de deseo.