Dicen muchísimo de ese amplio abanico de influencias y/o gustos que informan su propia obra: de Tarkovky a Herzog, pasando por Bergman, Buñuel y Cassavetes.
Terence Davies fue alguien que entendía con claridad, y ejerció a cabalidad, la naturaleza del cine como arte, uno con su propio lenguaje, sus propios códigos, sus muy particulares y únicas posibilidades.
Era solo natural que el despliegue físico, el histrionismo en el escenario, el carisma y la capacidad de proyección del líder de los Stones buscara en los sets de cine y el retrato de su cámara otro vehículo para expresarse, para canalizar su energía y su arte.
Este vdeo trenza hábilmente la obra de Mia Hansen-Løve con la sombra que sobre ella tiende la figura del genio sueco, como a manera de homenaje (con todo y algunas punzantes críticas) lo hace el filme de la francesa.
Una pasión importante en el séptimo arte es contar historias oscuras con temáticas inspiradas en los míticos y legendarios casinos, ver a personajes apostar su destino en la mesa de juego.
Provocador, como le gusta ser, tal vez algunas de sus elecciones también reflejen ese ánimo, y no sólo el espíritu de los filmes que empujaron las fronteras del arte de hacer cine.
Ha participado en filmes importantísimos dentro del mundo de Hollywood y sagas que ya forman parte del selecto museo de películas más vistas de la historia reciente.
Los documentales sobre cultura y la industria del videojuego se han convertido en una de las opciones principales de entretenimiento y fuente de aprendizaje para los aficionados de los juegos de video.
Uno que otro blockbuster, documentales, algún filme experimental, y mucho cine de autor, cine hecho arte con filmes de cada uno de los continentes que componen el planeta que todos habitamos.
No es Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades) ni la obra maestra que algunos quieren postular, ni el fiasco rotundo que otros desean sentenciar. Bardo conjura momentos geniales, otros de honda profundidad y unos más de una autocomplacencia feroz.
Obras no tan conocidas de directores como Michael Haneke, Apichatpong Weerasethakul, Lynne Ramsay, Roy Andersson, Nuri Bilge Ceylan y Andrey Andrey Zvyagintsev, entre otros.
Con Sanctorum (2019), Joshua Gil consigue ejemplificar la poética de la imagen, aquello que Walter Benjamin intentaba definir a partir de la búsqueda de una nueva conceptualización del arte donde la propuesta visual –y filosófica- no sólo se inclinara hacia la comprensión de un...
El documental dirigido por Laura Ponte y Alex Albert se presentará como parte del Festival DocsMX, que se desarrollará del 13 al 22 de octubre en CDMX.
“Se ha creado una fuerte influencia al narcotráfico (sic) en la sociedad que es impulsada a través de la música y el cine que instigan a la sociedad a ir en contra de las instituciones y a la legalidad”, dice el documento.
Un documental sobre la renombrada artista y activista Nan Goldin, quien enfrenta a la familia responsable de la crisis de opioides, filántropos del arte; un intrincado drama familiar japonés; y la espinosa relación de un padre con su hijo basado en una pieza teatral.
La ciudad más importante del mundo, multicultural, moderna, antigua, vibrante, llena de música, de arte, de moda, de deportes, de gran vida nocturna recibe los mejor del cine en 2022.
La película ha empezado a recibir alabanzas por parte de la crítica internacional. Algunos críticos incluso, prematuramente, la colocan como contendiente para el prestigiado Oso de Oro.
Los filmes The Power of the Dog (El poder del perro) -con 12 nominaciones-, Dune (10), Belfast (7) y West Side Story (7) encabezan las nominaciones a los Oscar que fueron anunciadas este martes.
Martel creó THE PASSAGE, una instalación cinematográfica que explora las fronteras de su propia obra y el arte del filme, trabajando con imágenes calientes, reflejos y presencias espectrales misteriosas.
Desde FishTank de Andrea Arnold (a quien parece dedicarle algunos guiños) podemos encontrar muy pocos filmes que penetren con tanto decoro, tanta sensibilidad y también tanta cariñosa ternura, el dolor y el enojo afincado dentro del cuerpo y el alma de los adolescentes.
Dos de los autores de cine fundamentales de los últimos 40 años. Uno alemán, el otro norteamericano. Ambos alimentados por la cultura popular, capaces de absorberla y transformarla en arte idiosincrácico.
El guion está orquestado en forma de laberinto, primero en términos de plantear el enigma de no saber dónde terminan los sueños y comienza la realidad, y por la manera en que eso se refleja en la arquitectura misma de la casa en la que acontece buena parte de la trama.
A través de su cuenta de Instagram, Cocker nos ha compartido su interpretación susurrante y cargada de teatralidad de “Aline”, que forma parte del soundtrack de The French Dispatch, de Wes Anderson.