Hitch: de comedia y romántica no tiene nada
Por Erich Moncada
Probablemente muchos ya han visto la “sexycomedia” Hitch (2005), en español, Especialista en seducción. Ha sido transmitida en varios canales de cable, con o sin comerciales, doblada en televisión abierta, en camiones de pasajeros, salas de espera y baños públicos.
Pero si aún no la vieron, permítanme ahorrarles el sufrimiento. Will Smith (Hancock, 2008; I Am Legend, 2007) interpreta a Alex Hitchens, un asesor de “ligues” que entrena a individuos inseguros, feos e impopulares a atraer bellas mujeres. El instructor, todo un experto de la psicología femenina, guía a sus pupilos para que pongan en práctica técnicas y encantos irresistibles con el fin de conquistar hasta las damas más exigentes e inalcanzables en tan sólo tres citas.
Uno de los retos de Hitchens es hacer que el gris y aburrido ejecutivo, Albert Brennaman (Kevin James), logre enamorar a su jefa (Amber Valletta), una guapa y adinerada heredera. Hasta ese punto, la premisa parece prometedora. Uno pensaría que toda la trama se desarrollaría entre Smith y James, quienes al principio de la película hacen gala de una buena química pero que se agota en la primera media hora.
El problema de Hitch es que ni es muy cómica ni es muy romántica. La poca gracia que tiene es aplastada por la tediosa relación que Alex Hitchens desarrolla con Sara Melas (Eva Méndes), una odiosa y ultraindependiente periodista de chismes que lucha contra los dones “donjuanescos” del protagonista.
Otro gran defecto de la película está en los personajes mal desarrollados y estereotipados de Smith y Méndes. Pretenden ser tan encantadores y brillantes que no se identifican con los espectadores. Son demasiado perfectos. Y lo peor es que no es su culpa, sino del director Andy Tennant, artífice de basuras frívolas e insípidas como los fiascos de Fool’s Gold(2008) y The Bounty Hunter (2010). Lo que bien pudo ser un filme ligero de 85 minutos se convirtió en un tortuoso suplicio de 120 minutos con un final tan predecible como una canción de Aleks Syntek.
Si usted, amable lector, sintió simpatía por los personajes de este largometraje, comprendo que en gustos se rompan géneros, pero yo perdí dos horas de mi valiosa vida que mejor pude haber invertido en Twilight(2008) o High School Musical (2006). Admito haberme dormido en dos ocasiones. Lo siento, pero prefiero, por mucho, la clásica When Harry Met Sally (1989).