Por Carlos Kubli*, encargado de CineKiubs (@ckubli)
Recientemente, durante el VII Encuentro Hispanoamericano de Cine y Video Documental Independiente, “Contra el silencio todas las voces”, en el marco del Primer Encuentro Nacional de Documentalistas, fui invitado a colaborar en la mesa Difusión Independiente en México. Tuve el honor de compartir la discusión con Ximena Perujo (encargada de programación de la Filmoteca de la UNAM), Gabriel Rodríguez (cine club Bravo) y Nicté Hernández (de la Red Alternativa de Exhibición de Documentales del propio Festival).
De manera interesante, las aportaciones fueron dándose en torno a la distribución independiente, y no tanto a la difusión. En este tenor y ya con los hielos rotos compartí la experiencia del inicio del cineclub que dirijo desde el año 2006: CineKiubs; la operación comenzó con un ciclo que denominé como Velos, conócelos y distribúyelos. Básicamente, la idea era que por un módico precio (30 pesos como recuperación de costos de maquila) la audiencia viera determinada película, debatiera con el director y se llevara una copia casera en DVD. Así, con sala llena, proyectamos La canción del pulque, debatimos con Everardo González, y el público se fue muy contento con su ejemplar de la película. De esta manera, se realizaron cuatro o cinco funciones con este concepto, las cuales resultaron un éxito, y cada vez más se empezó a correr la voz de las “películas con director y DVD”, siempre con la anuencia y beneplácito de los realizadores. Sin embargo, un día recibí una llamada de una distribuidora en donde me reprendieron por hacer algo ilegal, y tuve que cortar el ciclo, no por miedo, sino porque la sede se encontraba bajo el auspicio de la Fundación Centro Histórico y se podrían complicar mucho las cosas.
Esta actividad cultural que se disfrazaba como “de buena onda” en realidad tenía como objetivo realizar una distribución hormiga de materiales, los cuales son de calidad reconocida internacionalmente, pero que escasamente encuentran pantalla y distribución comercial en su propio país. Esta situación, causa que el público desconozca estas producciones y por lo tanto no las consuma; de esta manera, se crea un círculo vicioso en donde el mercado para estas realizaciones es prácticamente nulo. La idea era revertir esa tendencia y crear públicos para futuras realizaciones, dándole así una virtud al círculo.
Resuelta esta exposición como una introducción a un caso de distribución independiente, quise subrayar que desafortunadamente se trataba de una actividad clandestina; por otra parte, como público tenemos derecho al cine y a toda la diversidad que esto implica. Para mi sorpresa, los ejemplos de clandestinidad brotaron en anécdotas por toda la mesa, tanto la Filmoteca de la UNAM, como el Festival y el cineclub Bravo, todo en aras de lo mismo: dar pantalla a logradas realizaciones ante públicos ávidos, y con la actitud de ejercer ese derecho al cine que había planteado anteriormente, el cual en ocasiones choca de frente con el derecho legal de lucrar por sus dueños (no siempre los realizadores) con una obra intelectual como lo es una película.
Esta antagónica lucha de derechos a la distribución independiente donde uno es claramente más apoyado por los aparatos jurídicos y el otro se le ve como un ideal casi utópico provoca que no pueda haber una consolidación de una distribución homogénea y equitativa de los títulos, como ocurre en nuestra actualidad. Incluso el derecho de la posesión de la película permite a su “propietario” enlatarla si así lo decide, y en detrimento de la exhibición sin fines de lucro, el querer cobrar una cuota o fee por su exhibición. Es obvio que un tema tan complejo no se puede resolver ni abarcar en su totalidad en una mesa de debate; sin embargo, queda claro que hay una necesidad de que la distribución independiente sin fines de lucro sobre la obra, (la cual existe y tiene cabida socialmente) sea involucrada en el proceso de distribución cinematográfica.
Parece poco, pero en seis años las cosas han ido cambiando favorablemente. Cabe mencionar esfuerzos como el de Cineteca Va, donde se da apoyo a la distribución de títulos y exhibición independiente sin fines de lucro. En mi caso, he logrado tener gratos acuerdos con iniciativas como la Beca Gucci-Ambulante o distribuidoras como Canana, por el bien del cine nacional. En otras ocasiones, nuestros pequeños “pecados” son normalmente perdonados cuando contamos con el apoyo del realizador, quien finalmente lo que más quiere es que su rodaje sea visto.
* Carlos Kubli es gestor cultural, y desde el 2006 es encargado del cineclub CineKiubs, en el que ha colaborado con diversos festivales como Ambulante o Cinema Planeta. Ha realizado funciones con presencia de realizadores de ficción, documentalistas y animadores en diferentes sedes. Actualmente CineKiubs tiene como sede el Museo de Ciencias de Morelos, promoviendo el cine contemporáneo mexicano, y ha llevado alrededor de 85 directores a Morelos para hacer funciones con su presencia. También ha hecho alrededor de 25 funciones de estreno en el estado de Morelos, y ha colaborado con ensayos, críticas de cine, sinopsis y textos relacionados para Tierra Adentro, Eme Equis, Revista Específica, Cinerex y EnFilme.