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El ciclo Francia contemporánea Vol. 1 en Sprockets
Por: Ana Escárcega
Luego de que en 1895 los hermanos Lumière presentaran el cinematógrafo con su proyección L'Arrivée d'un train en gare de La Ciotat, las aportaciones de Francia al cine han sido invaluables. Desde Le Voyage dans la Lune (1902) de Georges Méliès, pasando por muchas otras como las de la nouvelle vague de los años sesenta con grandes del cine mundial como Godard (Alphaville, 1965), Truffaut (Fahrenheit 451, 1966), Resnais (El año pasado en Marienbad, 1961) y Chabrol (Las ciervas, 1968) hasta Jean-Pierre Jeunet (Amélie, 2001).
Era entonces de esperarse que Francia también aportase al cine de animación. Incluso antes que el cinematógrafo, otro francés, Emile Reynaud, inventó el praxinoscopio, una proyector de imágenes que consta de una rueda dentro de un tambor en la que se acomodan espejos en un determinado ángulo para que reflejen imágenes dibujadas en papel dispuesto alrededor, al girar la rueda se aprecia una secuencia de imágenes continua. De Reynaud se conserva la animación Pauvre Pierrot! (1892).
Desde entonces hasta nuestros tiempos, tanto el cine como la animación han evolucionado enormemente y aunque hubo épocas en las que las producciones han disminuido, la animación y la industria del cine infantil en Francia se disparó y consolidó en las últimas décadas gracias a los avances en computación, diseño y otras tecnologías que sirven para llevar más allá de la imaginación las creaciones, junto a la animación estadounidense y japonesa, la francesa se considera una de las mejores del mundo con algunos de los estudios de animación más importantes como Les armateurs (Las trillizas de Belleville, 2003), Dargaud Media (Tous à l'Ouest: Une aventure de Lucky Luke, 2007) o Je suis bien content (Persépolis, 2007), así como animadores como René Laloux (Planeta salvaje, 1973) o Sylvain Chomet (Despereaux, 2008). René Laloux, por ejemplo, realizó importantes obras animadas que conforman algunas de las primeras y más importantes piezas de esta larga y rica tradición francesa: su obra más famosa, Planeta salvaje, ganó el gran premio del jurado en Cannes en 1973. Por otro lado, a Chomet lo conocemos por Las trillizas de Belleville, un maravilloso collage de inspiración en las profundas raíces parisinas y americanas, una animación que se aleja completamente del estilo impuesto por Disney, Pixar.
Sin embargo, debido a la enorme producción de compañías de Estados Unidos, es difícil que películas de animación francesa se exhiban en salas comerciales del mundo. Por esta razón, el cineclub infantil del Cine Tonalá, Sprockets, programó el ciclo Francia contemporánea Vol.1 en el que se proyectan películas de animación francesa de los años ochenta, noventa y principios de esta década. Entre las que se encuentran títulos como Chronopolis (1983) de Piotr Kamler, homónimo de una gran ciudad futurista del espacio cuyos habitantes son los encargados de construir el tiempo., U (2006) de Serge Elissalde y Grégoire Solotareff, trata sobre una joven princesa y su mejor amiga: un unicornio o Las aventuras de Sammy (2010) de Ben Stassen, película inspirada en los proyectos mexicanos de protección a las tortugas marinas.
Estos títulos abarcan diferentes estilos de animación, desde el stop motion hasta el 3D, pasando por los dibujos animados hasta la pixilación, y muestran también la evolución de la animación francesa de los últimos años a través de algunos de sus mejores exponentes.
El ciclo comenzó desde el 7 de abril y estará hasta el 26 de mayo y se proyecta todos los domingos a las 12 pm. Además estará seguido por el ciclo Francia contemporánea Vol.2, que incluirá películas de animación francesas de los últimos tres años.
Puedes entrar a la cartelera de Sprockets aquí.
Mayo 20, 2013.