Gustavo Jacob y Ricardo Jacob: la musicalización de películas en un cineclub
Ricardo Jacob
La primera vez que nos invitaron a musicalizar en el Cineclub Revolución, supongo que habrá sido hace tres años en el primer ciclo Cine=Música + Inspiraciones, decidimos trabajar con una serie de cortos experimentales de principios del siglo XX. Überfall de Ernö Metzner, Manhatta de Paul Strand, Ghosts Before Breakfast de Hans Richter y Symphonie Diagonale deViking Eggeling fueron algunos de los trabajos que musicalizamos en dos sesiones. También hubo uno deCharles Chaplin que, la verdad sea dicha, musicalmente no estuvo muy bien logrado.
Recuerdo que trabajamos y trabajamos los cortos durante al menos dos meses. Gran error, pero éramos novatos. Quemamos muchas ideas durante el proceso de ensayos que finalmente no sonaron el día de las presentaciones.
Para la segunda edición del ciclo, en octubre de 2010, nos volvieron a invitar, esta vez a musicalizar Berlín, sinfonía de una ciudad de Walter Ruttman. Nos sucedió lo mismo, comenzamos a trabajarla mucho tiempo antes y una vez más ninguna de las primeras ideas o sonidos propuestos terminaron en la presentación del día 5 de ese mes.
No sabíamos bien cuál era el método más eficaz para musicalizar una película, llevábamos ya dos ciclos y no teníamos muy claro cuál era el camino que debíamos seguir para realizar el trabajo. Esperábamos que nos invitaran una vez más.
Esa invitación llegó para el tercer ciclo que se realizó en julio del año pasado con el tema El Origen del Suspense. Estaba compuesto de cuatro películas programadas por Paolo Tossini. Musicalizamos The Cat and The Canary dePaul Leni y Blackmail de Alfred Hitchcock. En esta ocasión musicalizamos por primera vez con un proyecto llamado The Room Trio que incluye un tercer elemento a bordo: Hugo Santos en el Stick.
Ese ciclo fue un éxito total. La función de Blackmail ha sido una de las más concurridas en la historia del cineclub, lo que nos da muchísimo gusto.
Fue tanto el éxito que por primera vez el ciclo fue llevado a la Sociedad del Cine de Tlatelolco en el CCU Tlatelolco. Ahí fuimos comisionados a musicalizar las cuatro películas del ciclo (A Cottage on Dartmoor de Anthony Asquith y The Unholy Three de Tod Browning, protagonizada por el genial Lon Chaney, complementaban el cuarteto de filmes) . Por un momento pensamos que no lo lograríamos pues a diferencia de ocasiones anteriores solo tuvimos unos cuantos días para prepararnos.
Planear la música para dos películas más en tan poco tiempo fue un gran reto y fue en ese momento que descubrimos el gran secreto para este trabajo: memorizar la película sirve perfectamente de guía, pues una vez conociendo las curvas de la trama, la música surge sin problemas, sin mucho preparativo previo, solo se necesita un poco de dominio del instrumento y capacidad de improvisación. Así, confiando en nuestra intuición y nuestras capacidades musicales nada más, dimos cuatro funciones en octubre y noviembre de 2011 dando inicio, y lo digo con orgullo y sin remordimientos, nuestro “acaparamiento” de las musicalizaciones en el Cineclub Revolución.
Lo que nos lleva a este cuarto ciclo de C=M+I con el nombre El Cine Fantástico, programado por el queridoArvin Avilés, en el que musicalizaremos los magníficos trabajos del vanguardista director español Segundo de Chomón junto al sax de Ramsés Luna (ex Cabezas de Cera hoy con Luz de Riada), la épica gótica Der Müde Tod(Destiny, 1921) del alemán Fritz Lang con Los Importantes de la Noche que incluyen al también director, escritor y (aunque no le guste) videoartista Pedro “Zulu” González en el contrabajo además de uno de los clásicos del novelista Robert Louis Stevenson Dr. Jekyll y Mr. Hyde, dirigida por John Robertson y protagonizada porJohn Barrymore con The Room Trio.
Musicalizar películas en un cineclub es una experiencia diferente que incluye muchos elementos que al menos a nosotros dos nos agradan muchísimo: 1) tocar frente a un público en vivo que además está tan cerca de ti, incluso acostado en el piso, con el que inevitablemente se crea una conexión difícil de lograr en otro ambiente, 2) una imagen que dicta el camino de la música y 3) compartir el escenario y el diálogo musical con grandes amigos.
El ejercicio de musicalización de películas se esta convirtiendo en algo que en México se hace muy bien. Ahí están como pruebas los trabajos de la Cinema Domingo Orchestra de Mr. Steven Brown con Bruno Varela y compañía, en Oaxaca; el de Alex Otaola y El Hombre de la cámara (1927), Monocordio y el clásico de Harold Lloyd El Hombre Mosca (1923) y, en sí, salvo sus muy malas excepciones, todos aquellos trabajos realizados en Bandas Sonoras de la Cineteca Nacional y aquellos realizados por otros compañeros en el mismo Cineclub Revolución.
Es para nosotros dos un verdadero orgullo ser parte de esta tendencia de revaloración del cine mudo de las tres primeras décadas del siglo pasado y del redescubrimiento de grandes joyas del cine olvidadas en los archivos y opacadas por aquellos filmes que gozan de fama por repetición.
Solo nos queda agradecer a todos los que hacen posible desde hace ya cinco años el Cineclub Revolución: aPatricia Zavala, por invitarnos por primera vez, Lorena Sosa, Arvin Avilés y Paula Astorga y los pocos más que faltan de Circo 2.12, a Julieta Remedi por solicitar este texto que me hizo recordar y dimensionar el trabajo que hacemos y al Museo de Arte Carrillo Gil.