Función en LA68 (Mérida): miércoles 4 de diciembre, 5pm.
Con puro pietaje, Tom DiCillo recupera y delinea a un Jim Morrison vulnerable, que anhelaba, más que ser una estrella de rock –profesión que en el fondo alimentaba y desdeñaba a la vez–, madurar su poesía. Desde sus inicios como adolescente lector, pasando por su climax en la fama hasta su propia autodestrucción, DiCillo hace que las imágenes de Morrison contorsionándose en el escenario cuenten una historia, delineen un alma.
Uno de los aspectos más vilipendiados del documental por la crítica especializada es la supuesta reconstrucción, que se ve de manera intermitente, de Morrison teniendo una especie de éxtasis en el desierto. Resulta que estas imágenes también son pietaje tomado de una película, Highway, que el propio Morrison, quien anhelaba ser director, dirigió.
SOR (@SofOchoa)