Una historia de amor tan retorcida, que tenía que ser contada al revés.
Aaron Hughes nos muestra el claro ejemplo de que una buena animación, es tan simple como encontrar a tus personajes y de ahí ellos se mueven solos, no importa si su historia la tienes que contar al revés.
Este es el tercer corto de Hughes que, además de hacer animaciones retorcidas, es profesor de animación del Pratt Institute de Nueva York. Se considera un director que desafía el mismo término de "dirigir", y precisamente por buscar constantemente retos en esta área, en este caso, accidentalmente hizo todo en la dirección contraria. Fue animado con la técnica más vieja de todas, el 2D utilizando tan solo papel y lápiz.
JOY (@Come_Sesos)