Un hombre joven (Ángel Torralba) vive solo en un departamento de la Ciudad de México. Convive y habla con su tortuga japonesa y su pez -al que termina echando por el desagüe de la bañera. Hay agobio y aburrimiento en su rutinaria vida. Así nos lo hace saber una voz en off –la suya- que hace el recuento de sus actividades diarias. El mundo exterior parece no interesarle y decide aislarse por completo. Duerme en el armario, tira globos por la ventana de su casa y por las noches ejecuta su clarinete para interpretar la pieza ‘Cuarteto para el fin del mundo’.
Cuarteto para el fin del mundo es el primer cortometraje de Alfonso Cuarón (Gravedad, 2013). Fue filmada en 1983 cuando el cineasta tenía 22 años y todavía era estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM (CUEC). Rodada en su totalidad en blanco y negro, la cinta es una historia de soledad y aislamiento, un ejercicio de estilo. Cuarón se basa en el poder de las imágenes para contar su relato.
VSM (@SofiaSanmarin)