En México la aceptación íntima de la muerte se extiende años atrás en la época prehispánica. En la cultura azteca que precedió a la llegada de los españoles, la muerte se manifiesta una y otra vez como una imagen familiar. Las cotidianidades antiguas de esta tierra se mezclaron a lo largo de los siglos con la celebración española de los Fieles Difuntos. De ese modo, conjugados, formaron un festival universal de muchas facetas y diferentes dimensiones: El Día de los Muertos.
Edgar Kaufmann Jr. (Day of the Death)
Charles y Ray Eames, la pareja de esposos, y reconocidos diseñadores estadounidenses, exploran la mortalidad y la memoria de la milenaria celebración mexicana en un cortometraje documental creado en 1957 para el Museo de Arte Popular Internacional en Santa Fe, Nuevo México. Day of the Dead, se vale de encantadoras imágenes fijas y en movimiento para explicar la relación distintiva de México con la muerte, y sus poderosas tradiciones. Una rica variedad de objetos populares, creadas cada año para la celebración, se muestran a detalle. Dos voces en off, nos introducen en los rituales que inician el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre. Fechas que coinciden con la popular y generalizada fiesta de origen celta, Halloween. El filme busca retratar el significado cultural de esa celebración —a través de sus iconos y objetos— que va más allá de los disfraces, dulces y sustos. Para los mexicanos es un tiempo de estar con la familia y recordar a los parientes y amigos que han partido, para ello se disponen altares con calaveras de azúcar, caléndulas, y la comida y bebida preferida del difunto, o bien se acostumbran visitas al cementerio con elementos similares y mariachis que cantan a los difuntos. La voz narradora relata:
A través de sus flores de cempasúchil, sus calaveras de azúcar, El Día de los Muertos es un fascinante día de fiesta, es una ofrenda que representa la manera en la que la gente, a lo largo de los siglos, ha llegado a un acuerdo con la mortalidad.
VSM (@SofiaSanmarin)