Ella (Tessa Ia) es una piñata que un día, mientras es golpeada durante una fiesta infantil, decide rebelarse contra su propia naturaleza: ser un objeto de cartón cubierto de papel maché. Al escapar, sufre las inclemencias del tiempo debido a que su materialidad no posee la fortaleza de un cuerpo humano, y decide refugiarse en las cercanías de un basurero. Ahí, ella es recatada por Él (Harold Torres), un recolector de basura que decide llevarla a su guarida para que se recupere. Aunque el joven le proporciona cariño, amor y la posibilidad de descubrir nuevas actividades, la piñata no puede olvidar su naturaleza. Y como si se tratara de un fuerte y salvaje instinto, ella decide volver a su vida pasada; aquella donde es golpeada ante el clamor de la multitud.
Dirigido por el joven cineasta mexicano, Moisés Aisemberg, este cortometraje, Dulce dolor (2014), confecciona una atmósfera cercana al realismo mágico para, a partir de un hecho insólito e irracional, contextualizar preocupaciones humanas en un mundo realista. La rareza del cuerpo de la mujer-piñata es el elemento sugestivo para capturar la atención del espectador. Si bien es cierto que una de las lecturas de este cortometraje está asociada al tema del sadomasoquismo y el placer por sentir dolor, el filme también revisita algunas características del cuento de hadas (la mujer maltratada que conoce a un bondadoso hombre dispuesto a cuidarla) para proponer un relato sobre cómo fracasamos cuando nos esforzamos por reprimir nuestros instintos y deseos, y sobre la manera egoísta en la que el ser humano se empeña en alcanzar el placer, aunque la obtención de éste signifique la autodestrucción.
LFG (@luisfer_crimi)