Lee aquí nuestra reseña de El gigante egoísta
Basado en el cuento homónimo de Oscar Wilde, El gigante egoísta (The Selfish Giant, 1971) del animador británico Peter Sander, es un cortometraje bastante fiel a la historia del escritor dublinés. Un relato que se centra en un gigante que no permitía que los niños jugaran en su jardín. A partir de este acto egoísta el invierno se instala para siempre en su huerto. Y los árboles y las flores dejan de florecer por varios años hasta que un día el amor de un niño conmueve el duro corazón del gigante y comprende cómo el individualismo había alejado a la primavera de su jardín y a la belleza de su vida.
A modo de un libro álbum, la película animada ganadora del Oso de Plata al Mejor Cortometraje en el Festival de Cine de Berlín en 1972 y nominada al premio Oscar en la misma categoría en 1971, captura el espíritu y la sensibilidad del relato de Wilde. Es ante todo una historia positiva, con un trasfondo religioso, que representa las consecuencias del egoísmo a través de alegorías, representaciones de nuestra realidad: la inocencia infantil versus el egoísmo del hombre que olvidó su propia niñez.
VSM (@SofiaSanmarin)