Lejos han quedado los días en el que solo unos cuantos afortunados tenían en sus manos los recursos tecnológicos para filmar y editar. Hoy en día, cualquier persona con un teléfono y una computadora tiene en sus manos los recursos básicos necesarios para contar una historia. ¿Qué historia y cómo? He ahí el meollo del asunto. El director francés, Mael Sevestre, publicó en 2011 un sencillo cortometraje de tres minutos filmado con un iPhone4s y editado en Final Cut Pro 7. Ambas tecnologías increíbles, pero muy básicas.
El resultado es una historia plagada de nostalgia sobre la esencia de la imaginación, la historia y la creación. Un hombre se dispone a tomar fotografías con una vieja cámara que perteneció a alguien más. Cuando mira a través del lente, descubre imágenes que no pueden verse normalmente sin la cámara de por medio.