Un solitario, viejo y melancólico oso trabaja con dedicación y esmero en el diseño y la fabricación de un mecanismo con tres pequeñas figuras al estilo de los antiguos autómatas. Todos los días, él sale con su elaborado diorama mecánico; lo instala en la calle y comienza a trabajar contando la historia de su vida. Así descubrimos que había una vez un oso feliz que vivía en compañía de su tierna familia; luego llegaron los dueños del circo, hombres brutales vestidos con uniformes fascistas decididos a esclavizar a los animales en el circo.
Escrito y dirigido por Gabriel Osorio, Historia de un oso (2014) es un filme chileno –ganador del Premio Oscar 2016 en la categoría de Cortometraje de Animación– que funciona como una desgarradora alegoría sobre la importancia de recuperar la memoria histórica. Hace algunas décadas, en 1973, el abuelo de Gabriel, Leopoldo Osorio, fue separado de su familia durante el sangriento régimen de Augusto Pinochet; Osorio creció sin saber que su abuelo vivió como exiliado en Inglaterra durante más de 10 años, por lo que decidió rendirle tributo a él, y a todos los ciudadanos chilenos que fueron separados de sus familias o perdieron a sus seres queridos durante las décadas de 1970 y 1980 en el país latinoamericano. En última instancia, Historia de un oso es el retrato de un ser vivo que intenta recuperar, mediante la repetición artística, parte de las experiencias que compartió al lado de su familia; es una fábula honesta y mordaz, narrada con cariño y amabilidad, que encapsula simbólica y elegantemente los dolores de una generación.
LFG (@luisfer_crimi)