Spike Jonze, aparte de ser uno de los más prolíficos y multifacéticos de su generación (la generación Partizan), es un cineasta que sigue entendiendo la importancia del formato del cortometraje, el cual puede ser un escaparate para cualquier director reconocido para contar historias, chistes o anécdotas que de otra forma no tienen cómo hacerlo sin comprometer su propio estilo ante grandes estudios o distribudoras. Y además de los grandes clásicos que ya le conocemos tanto en largometrajes como en videos musicales (Fatboy Slim, Beastie Boys, Weezer, Bjork, The Chemical Brothers, etc.), sus cortometrajes son de una especial manufactura: desde el primer segundo sabemos que estamos en las manos de uno de los grandes. Su primer cortometraje no se queda atrás. En tan solo dos minutos nos cuenta la historia de un hombre y una mujer que se imitan desde el otro lado de la calle, y ese ejercicio puede causar una serie de eventos desafortunados.
JOY (@Come_Sesos)