Ya es costumbre para Sofia Coppola impregnar de sí misma a las figuras que aparecen en sus filmes. Podemos ver parte de ella en Cleo de Somewhere (2011), una niña en busca de la atención de un padre perdido en la fama. Pero también hay algo de su personalidad en la presencia ausente de este padre soltero, pues, como él, Sofia goza y sufre de las mieles del éxito que reprocha y desprecia en sus historias. Así, Sofía se enfrenta a sus propios fantasmas, a los de su padre y a los que perecieron en algunas de las múltiples batallas que seguramente libraron en la poco sosegada vida que llevaban, propia de cualquier cineasta.
Lick the Star, ópera prima de la cineasta, deja ver el mundo siempre volátil de las adolescentes. Aquí cuatro bellas y somnolientas jóvenes ven pasar su vida ante sus apagados pero maquillados ojos mientras pierden el tiempo criticando y destruyendo a quienes se lo permitan, incluso entre ellas mismas. Lick the Star es un presagio de lo que se convertiría el cine de Sofia. Todo su estilo está ahí sin demasiada alteración: la música desenfrenada, los vaivenes enmudecidos en el estado de animo de las protagonistas y los planos largos que permiten entrar en el apagado mundo del que, en el fondo, son presas los personajes.