El poderío que la ex Unión Soviética tuvo en el ambito cinematográfico y, más específico, en la animación, es ya bastante conocido y admirado por críticos y fanáticos alrededor del mundo. Pero no solo Rusia y Polonia tuvieron gran aportación en este medio. Checoslovaquia (ahora conocida como República Checa) dio mucho apoyo a los cortometrajes animados, gracias a la nacionalización del cine y a la entrada de uno de sus artistas mas afamados, el director Jirí Trnka, ganador de una infinidad de premios y reconocimientos. Él es uno de los principales impulsores de la animación checa. Durante un periodo de 19 años, Trnka dirigió y animó doce cortos y seis largometrajes.
El último de ellos, Ruka (The Hand), es una tragicomedia que cuenta la historia de un pequeño hombre que quiere hacer una maceta de flores para su amada, cuando una mano omnipresente y todopoderosa lo obliga a crear un estatua de un dictador. De una manera delicada y poética Ruka protesta contra la violencia y la restricción de cualquier libertad humana, las emociones, la fuerza creativa o la vida misma. Este reproche directo contra las condiciones impuestas por el estado comunista checoslovaco a la creación artística es un antecedente de la llamada Primavera de Praga. Y aunque la película no tuvo inicialmente problemas de censura, después de la muerte de Trnka las copias fueron confiscadas y prohibida su exhibición pública en Checoslovaquia durante dos décadas. Es una de las piedras angulares de la animación checa y mundial. En 1984, el American Film Academy la declaró como la quinta mejor película de animación de la historia.
JOY (@Come_Sesos)
Jiri Trnka "Ruka" / The Hand (1965) from özlem kahraman on Vimeo.