A lo largo de los años, los escritos y cuentos de Edgar Allan Poe han sido material tentador para los guionistas y cineastas. Entre los casos más destacados, Roger Corman realizó una serie de adaptaciones en la década de 1960; D. W. Griffith convirtió The Avenging Conscience en una obra de moralidad Victoriana; el maestro del horror italiano, Dario Argento adaptó The Black Cat. Pero quizá, una de las mejores adaptaciones de Poe en el cine fue realizada por Federico Fellini en Toby Dammit.
El cortometraje forma parte del filme colectivo Spirits of the Dead (1968), que también contó con segmentos dirigidos por Roger Vadim (Metzengerstein) y Louis Malle (William Wilson). El filme de Fellini, basado en el cuento Never Bet the Devil Your Head, se centra en Toby Dammit, un joven ingenuo que, a pesar de no tener dinero, entra a una apuesta utilizando su cabeza como garantía. Eventualmente, el diablo lo lleva arriba en las apuestas, y de manera inevitable, Dammit pierde la cabeza. Literalmente.
El estilo visual surrealista y el tono absurdo del cortometraje buscan comunicarle a la audiencia que, a pesar de su miedo al diablo, Toby podría estar ya en el infierno, o al menos en una especie de purgatorio donde él, al ser un actor, tiene que responder las aburridas preguntas de sus seguidores y de la prensa por toda la eternidad. El final sangriento fue repudiado en su época, pero es interesante observar cómo, Fellini, bien pudo haber sido el precursor de algunos de los notorios clichés del J-Horror (terror japonés) treinta años antes de la popularidad de este estilo: una niña espeluznante personifica la maldad y, aunque ella no es asiática, tiene el pelo largo que cubre la mayor parte de su rostro, y su inquietante mirada recuerda filmes como The Ring y The Grudge.
LFG (@luisfer_crimi)