Pocos cortos y largometrajes tienen una secuencia de inicio tan perturbante y desgarradora como la que Roy Andersson presenta en World of Glory. Por medio de sus reconocidos encuadres –tan abiertos que pareciera que estamos siendo partícipes y cómplices de cada suceso, y con escenas lo suficientemente largas para incomodar a algunos o asustar a otros– vemos desde los primeros segundos el envenenamiento por medio de gas de un grupo de personas desnudas en la parte trasera de una camioneta. Los culpables son un séquito de burócratas. Fácilmente puede reconocerse que no estamos en la Alemania nazi, sino en algún lugar de la Europa moderna. Andersson desafía la idea de que una masacre así de terrorífica no volverá a pasar y de que no todos cargamos en nuestras venas la sangre fría e inhumana, culpable de estas atrocidades, pero que al vivir en un mundo tan frívolo y controlador, lentamente nos rompemos por dentro y abrimos la posibilidad de que un holocausto de estas magnitudes vuelva a suceder, justo enfrente de nuestros ojos. Para todos los que no conocen a este maestro del cine Sueco, éste, su quinto cortometraje, es una puerta a su cine y una invitación a conseguir sus películas (You, The Living, 2007; Songs From the Second Floor, 2000) para adentrarse en la mente y alma de uno de los cineastas más arriesgados del cine contemporáneo.
JOY (@Come_Sesos)
World of Glory - Roy Anderson from Nur Lan on Vimeo.