Por Christian Bermejo (@bermejo)
Pasaron muchos años de evolución creativa y técnica para que pudiéramos llegar a las marionetas complejas para animación stop motion que se utilizan hoy en día. En el proceso de animación en stop motion, se reemplaza al actor y su capacidad para expresar emociones por marionetas. En contraparte con la animación tradicional a base de dibujos o la generada por computadora, hacer marionetas implica una serie de limitaciones físicas que van desde la lucha contra la gravedad hasta la complejidad mecánica para lograr el movimiento deseado por el animador. A pesar de ello, el encanto y dedicación por crear una marioneta destinada a ser animada es una experiencia estética y orgánica difícil de comparar. Algunas veces como recurso técnico y otras como propuesta artística, la incursión de puppets a los reflectores transformó el curso de la historia de la animación.
En las sombras chinescas utilizadas 5000 años antes de Cristo, encontramos los primeros vestigios del uso de marionetas articuladas como protagonistas de espectáculos orientales. Claro, eran algo más cercano a títeres y eran movidos por los titiriteros como acto escénico. En 1926 la animadora alemana Lotte Reiniger realizó “Las aventuras del príncipe Ahmed”. Es considerado como el largometraje animado más antiguo aún conservado. Utiliza marionetas de papel articuladas de los personajes animados en la técnica “cut out” para contar la historia del príncipe, sus batallas, su encuentro con Aladino y los cuentos de las las “Mil y una noches”, que sirve como base de la película. Hay un apego especial con el espectador por la sensación de textura y la proximidad emocional que esto genera con los puppets.
Ladislas Starevich (Wladyslaw Starewicz de nacimiento) es el padre de las marionetas stop motion. Como director del Museo de Historia Natural de Kaunas en Lituania, Ladislas es comisionado para hacer documentales. Al intentar filmar una batalla entre escarabajos se dio cuenta que las luces brillantes, necesarias para el registro en cámara, aturdían a los escarabajos nocturnos y resultaba imposible realizar el proyecto. Inspirado por la animación stop motion en pizarrón de Émile Cohl, su solución fue sacrificar los insectos, articular las piernas con alambres y recrear la batalla animando cuadro a cuadro. Es así como un escarabajo se convirtió en la primera marioneta de animación de puppets, de una película con trama en “Lucanus Cervus” (1910).
De ahí en adelante el uso de marionetas tomó una gran variedad de caminos como complemento en películas de acción viva o incluso usando la flexibilidad de la plastilina dando origen a una subcategoría del stop motion conocida como “claymation”. Entre otros “puppet animators” que han grabado en letras doradas su nombre en la historia de la animación destacan Willis O' Brien con “The Lost World” (1925) o King Kong (1933), Ray Harryhausen, Will Vinton, Geroge Pal; hasta las maravillas que hacen en estudios hoy en día como Mackinnon and Saunders (El cadáver de la novia, Fantastic Mr. Fox), Aardman Animation (Wallace & Gromit, Piratas) o los polacos de Se-ma-for (Pedro y el lobo). Construir con las manos y la conexión a través del tacto, es un instinto que en el mundo animado encuentra satisfacción a través del stop motion y las marionetas. Es por ello que siempre han estado presentes y en gran medida ha sido gracias a las mentes de Reiniger y Starevich.