Del frío glaciar al calor tropical
Por Luis Vázquez
Blue Sky Studios, conocidos por la trilogía de La Era del Hielo (2002, 2006, 2009), y la división de animación de Twentieth Century Fox, productores de películas como el Fantástico Sr. Zorro (2009) y Anastasia (1997), este año han estrenado la película animada más grande y ambiciosa de ambos: Rio.
La película, dirigida por el brasileño Carlos Saldanha (Era del Hielo 2 y 3), surgió de su inquietud por reflejar su país natal en el mundo animado y así rendirle homenaje. El resultado es una película rica en acción y esplendor, carácter, color, música, emotividad y diversión. Aunque las imágenes idealizan Brasil, el paraje completo en el que se desarrolla la cinta resulta agradable y aceptable. Los departamentos de arte y diseño de producción parecen haber hecho un buen trabajo de investigación, pues durante todo el relato aparecen pincelazos de costumbres y guiños a la idiosincracia latinoamericana que sólo se pueden lograr gracias a un conocimiento aunque sea mínimo del pueblo que se retrata.
Los ritmos percutivos de Samba y Bossa Nova, tomados de melodías populares, bajo la batuta de la leyenda musical, Sergio Mendes, en combinación con el buen trabajo en la música pop, con intervenciones de Jamie Foxx y Will.i.am de Black Eyed Peas, resulta en un buen método para salirse del molde y abrir una ventana a una sociedad distinta. La película es muestra clara de lo explotable que es el folclor y cultura de un pueblo cuando se hace un mínimo esfuerzo por mostrar una visión más íntima y cercana, algo más que clichés creados en el extranjero y chistes localistas de doble sentido.
Por otra parte, el guión es bastante sólido, sin pretensiones excesivas. La historia fluye al vuelo como sus emplumados personajes y trabaja en varios niveles. Toca sutilmente temas como el pavor de los machos (sean de la especie que sea) por amar a una hembra que vuela más alto que ellos, o el miedo a dejar la zona de confort para conocer mundos nuevos y excitantes.
Si estuvieramos hablando de una película live action, podríamos decir que el “reparto” es excepcionalmente afortunado –y no tiene que ver con el doblaje, el cual, con su español “mexicanizado”, se siente como la piedrita en el zapato (y no se debe al impecable trabajo de los dobladores profesionales, sino a la exigencia que seguramente hicieron los ejecutivos para insertar modismos y localismos a ultranza). La buena construcción física y psicológica de personajes verosímiles empata con la animación de alto detalle igualmente eficaz y empática, que mezcla tics y modos profundamente humanos con movimientos instintivos de las aves. Salvo contadas excepciones, la mayoría de los personajes son coherentes y, por ende, entrañables. Cada uno cubre el rol que le toca, en su justa medida son el héroe, el cómplice o el patiño, sin desentonar u opacar a los otros,
La gran ambición de la Fox –la película entrará con 1,300 copias sólo en México- va respaldada por la mejor película que Blue Sky ha elaborado hasta el momento. Sus animadores han recorrido un largo trayecto desde los fríos y geométricos modelados de La Era del Hielo, hasta el calor, la música y el sabor orgánicos de altos vuelos que podemos ver en los cielos de Rio. Esto es suficiente traqueteo para que esta película sobrevuele un buen rato las salas.