Un problema en común
Por Juan Carlos Mejía Rosas
Sobrevivir a la vida es el quinto largometraje del director checo Jan Svankmajer (Praga, 1934), en el cual explora cómo la experiencia onírica puede fundirse con la existencia cotidiana y redirigirla por completo. Al inicio del filme es el mismo Jan animado quien entre otras cosas nos describe y advierte: “lo que van a ver es una comedia psicoanalítica. Lo de psicoanalítica es porque aparece una psicóloga, mas a pesar de ser una comedia, no se van a reír…”
Por muchos elementos que compartan, cada película representa un mundo por sí sola, un microuniverso. La obra de Svankmajer busca compartir los menos elementos posibles: van a su propio tiempo, poseen su propia biodiversidad. Sobrevivir a la vida no es la excepción: el universo de la historia son los sueños de Evzen (Helšus).
Evzen aparece en escena perseguido por una mujer (Issová) quien lo llama por un nombre que no es el suyo. Ambos acuerdan tomar un café, pero antes ella tiene que cambiarse. “Yo nunca salgo así”, le dice. Tras un intento frustrado de Evzen por comprar un boleto de Sportipo (juego de sorteo) la mujer reaparece ataviada con un traje rojo con el que la veremos durante casi toda la película. La acción es interrumpida de mala manera: Milady, la mujer de Evzen (Kronerova) lo sacude con insistencia. El sueño termina y su frustración es evidente.
Este prólogo sirve de contraste con la monotonía de la vida real de Evzen. Tras 25 años de matrimonio, sus días transcurren entre la insistencia de su esposa por comprar boletos de Sportipo y la escueta plática con su compañero de trabajo, quien se la pasa dormido. Evzen sólo alcanza cierta felicidad en sus sueños, cuando la extraña mujer de rojo aparece.
¿Y cómo no sentirse pleno cuando se encuentra a alguien que comparte hasta las cicatrices? Bailando con esa extraña mujer, cuyo nombre ha cambiado varias veces hasta quedarse, sorpresivamente, en Evzenia descubre las cicatrices que evidencian cortadas en sus muñecas. Evzenia, apenada, retira sus brazos, mientras Evzen le muestra sus propias muñecas con las mismas marcas: “creo que tenemos más cosas en común de las que pensaba”, le dice.
El choque entre la viveza de sus sueños y lo monótono de sus días provoca que Evzen busque ayuda profesional. Se apoya en la doctora Holubová (Bakerova), una psicóloga cuyas observaciones son aplaudidas y refutadas alternadamente por dos retratos animados de Freud y Jung que cuelgan en su consultorio. En ocasiones ambos aplauden, en otras se hacen burla el uno al otro, se golpean, se retan. Ambos comparten esa violencia.
“Los sueños son deseos incumplidos”, le dice Holubová a Evzen. “Quizá usted me dice que es feliz con su mujer, y que aún le resulta atractiva pero, ¿es feliz en su subconsciente? Búsquese una amante”, le aconseja. Evzen omite su recomendación: lo único que hay en su mente es Evzenia, por lo que intenta controlar sus sueños, soñar a voluntad. Evzen realiza una investigación hasta que encuentra la manera de inducirse, de soñar y llegar a los brazos de Evzenia, que con el trascurrir de su idilio ha quedado embarazada. Esta situación y las revelaciones que descubre con la doctora Holubová sobre su romance onírico, lo llevarán a encontrar la terrible verdad, oculta en lo más profundo y remoto de su subconsciente.
Svankmajer se vale en esta película de sus recursos habituales: la combinación de stop motion con live action, seres que son la mezcla de otros (cuerpos de mujer con cabeza de gallina, perros con cuerpo de hombre) y despreocupadas referencias sexuales. Sus imágenes renuncian a la literalidad de la iluminación que detalla, de los cortes exactos, de los planos bien trazados, para llevarnos al simbolismo, la que sugiere mucho más de lo que muestra, la de los close ups inquietantes, fuera de lo cotidiano. A lo largo del filme nos topamos con preguntas y situaciones que nos remueven las entrañas, que nos llevan a seguirnos cuestionando: ¿Cuántas incomodidades se ocultan dentro de nosotros? ¿Cuántas filias y fobias vienen de lo profundo? ¿Cuántas cosas nos negamos a reconocer en nosotros mismos?
Somos todos caminos diferentes, tenemos formas particulares de resolver un problema en común: sobrevivir a la vida –al tedio, por ejemplo, de nosotros mismos.