Del 8 al 13 de diciembre, 2015. Hermosillo, México.
La 4ª edición del Festival Internacional de Cine de Hermosillo es un punto de reunión y evento cinematográfico que surge, de acuerdo al Comité Organizador del Festival encabezado por el Director General, Martín Saracho, debido al esfuerzo de un grupo de jóvenes y con el apoyo de diversas instituciones privadas y de gobierno para reconocer el talento de los cineastas de México y el mundo, brindando al Estado de Sonora una fuente de cultura y turismo que impulsa el desarrollo del talento y el aprecio por el cine. Actualmente este Festival forma parte del catálogo oficial de Festivales del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).
Función inaugural
Los parecidos
Dir. Isaac Ezban, México, 2015.
★★★½
Durante la madruga del 2 de octubre de 1968, varios desconocidos quedan atrapados en una terminal de autobuses debido a una intensa tormenta. Aislados del mundo exterior, debido al retraso del transporte y la interferencia en el sistema de comunicación, los personajes –reunidos ahí por el azar, el destino o algo mucho más siniestro– deben averiguar que está sucediendo cuando se percatan de la llegada de una misteriosa infección, cuyo origen podría encontrarse en el interior de ese recinto. Ulises (Gustavo Sánchez Parra), un hombre desesperado por regresar con su esposa; Irene (Cassandra Ciangherotti), una joven embarazada; Martin (Fernando Becerrill), el viejo encargado de la estación de autobuses; Rosa (Catalina Salinas), la responsable de la limpieza del lugar; Álvaro (Humberto Busto), un arrogante estudiante de medicina; Roberta (María Elena Olivares), una indígena dedicada al chamanismo; y Gertrudis (Carmen Beato), una madre preocupada por su hijo enfermo (Santiago Torres) conforman el variopinto mosaico de personajes que desatan una ola de desconfianza, angustia y violencia con fatídicas consecuencias. Con dos largometrajes, Isaac Ezban se ha destacado en el panorama actual del cine mexicano como uno de los realizadores más arriesgados al explorar los tropos de una ciencia ficción elegante que apuesta a las ideas y conceptos más que a los pomposos efectos visuales. Su más reciente filme, Los parecidos(2015), es una propuesta atrevida que motiva al espectador a generar especulaciones y meditaciones respecto a la fragilidad de la vida y los misterios inmutables de la existencia vinculados a la repetición y la identidad. Ezban recurre a la estrategia que previamente desarrolló en El incidente (leer reseña, 2014): el uso de la habitación cerrada y aislada para confeccionar un universo alternativo como escenario de suspenso. El filme es un thriller psicológico que cuestiona constante e intensamente las certezas de la realidad apoyado en una narración al estilo Serling Rod de The Twilight Zone, con un score que recuerda a Bernard Herrmann para configurar una atmósfera de misterio heredera de Alfred Hitchcock. Con un tratamiento visual de tonalidades grises, Ezban se apoya en el trabajo del cinefotógrafo Isi Sarfati para crear imágenes brumosas que le sacan provecho a las ventanas empañadas y a los espejos sucios de polvo para reforzar el planteamiento inicial del filme: una misteriosa epidemia que atenta contra los rasgos individuales de cada ser humano y que amenaza con convertirlos en una masa idéntica. Una premisa que, sin ser panfletaria ni de denuncia social, se enmarca adecuadamente en el contexto histórico de la masacre de Tlatelolco a finales de los sesenta.
LFG (@luisfer_crimi)
Largometraje de ficción internacional
Meadowland
Dir. Reed Morano, Estados Unidos, 2015.
★★★★
Como era de esperarse de una destacada cinefotógrafa con una larga trayectoria, Reed Morano (Frozen River, 2008; Kill Your Darlings, 2013; The Skeleton Twins, 2014) demuestra, en su debut como directora, una pulcritud en la composición de cada cuadro, así como una elegante sensibilidad para enmarcar las turbulentas existencias de su personajes. La rutina diaria y aparente comodidad de Sarah (Olivia Wilde), una madre responsable, se ve quebrantada con la desaparición de su pequeño hijo –mostrada en los primeros minutos del filme–. Al lado de su esposo, Phil (Luke Wilson), la mujer se sumerge en una espiral de angustia e histeria donde la vida de pareja se convierte en un atroz infierno gobernado por el dolor crónico de la existencia vacía y orilla al individuo a buscar una cura o una salida a la desesperante situación. Los padres desconsolados se hunden en el alcohol, en el sonambulismo, en una lenta muerta convirtiéndose en seres incapaces de articular los gestos más básicos para comunicarse con los demás. El ojo calculador de Morano logra abrazar a los personajes transmitiéndole al espectador la sensación de estar perdido en un mundo que ha perdido cualquier significado para los protagonistas –individuos que parecen ser arrojados al olvido–. En un par de escenas memorables, la directora le saca provecho a la luz natural para configurar momentos epifánicos, donde el fervor casi religioso de Sarah la mantiene en pie para creer que su hijo aún está vivo. El contraste de sombras y tonalidades cálidas representa una eterna lucha entre la oscuridad de la consternación y el resplandor de la convicción. Entre la intensidad y la pasividad, Olivia Wilde logra uno de sus mejores trabajos en cine al encapsular con ferocidad y verosimilitud el desconcierto y la pena que agobia a su personaje. Meadowland (2015) es un valiente y admirable debut que ilustra con desconsuelo el calvario de perder a un ser querido.
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Historias del Canal
Dir. Pituka Ortega-Heilbron, Carolina Borrero, Pinky Mon, Luis Franco Brantley y Abner Benaim, Panamá, 2014.
★★★½
Cinco realizadores panameños (Pituka Ortega-Heilbron, Carolina Borrero, Pinky Mon, Luis Franco Brantley y Abner Benaim) se reúnen para dirigir Historias del Canal (2014), un largometraje de ficción compuesto por cinco breves relatos (ambientados en 1913, 1950, 1964, 1977 y 2013) para narrar la historia del Canal de Panamá, su impacto cultural y la manera en que ha afectado al pueblo panameño a lo largo del siglo XX. Salvo el primer relato y el último –que cierran un ciclo de 100 años y convergen de manera poética para reflexionar sobre el carácter trascendental del ser humano y destacar la importancia de la memoria histórica– las demás historias se desarrollan de manera independiente, pero todas giran alrededor de dos temas fundamentales: la identidad nacional y la libertad. Más allá de retratar la obra arquitectónica que dinamizó el intercambio comercial acortando tiempos y distancias en la comunicación marítima, el filme logra centrarse en los seres humanos que padecieron la ocupación estadounidense: panameños que cuestionaban la presencia extranjera y norteamericanos que no entendían por qué una zona debía estar dividida. También, la película le rinde un homenaje a los west indies, todos aquellos trabajadores de ascendencia africana provenientes de las Antillas (Jamaica, Trinidad y Tobago, Martinica, Bahamas, Haití) que en 1913 comenzaron las obras del Canal padeciendo la explotación de sus jefes y estando expuestos constantemente a los conflictos raciales. A diferencia de muchos otros filmes colectivos, donde se perciben las irregularidades al tratarse de varios fragmentos dirigidos por distintas personas, Historias del Canal se destaca por mantener un ritmo uniforme y una ambientación adecuada a cada una de las épocas que retrata.
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Vacaciones en familia
Dir. Ricardo Carrasco, Chile, 2015.
★★★
Sofía (María Izquierdo) es una señora que, de joven, vivió con sus padres aristócratas y se acostumbró a los lujos y placeres de la vida. Ahora, ella es una madre de familia casada con Juan (Julio Milostich), un hombre desempleado, holgazán, poco inteligente, pero de noble corazón. Ambos tienen un par de hijos: Beto (Felipe Herrera), un niño antisocial aficionado a los videojuegos, y Camila (Alicia Rodríguez), una adolescente rebelde en pleno despertar sexual. La vida de Sofía no marcha de acuerdo a sus altas expectativas; la mujer no quiere verse como la pobre de su círculo social, así que en pleno verano, durante el caluroso mes de febrero –donde toda familia adinerada “debe” salir de vacaciones–aunque su familia no tiene dinero, ella inventa unas vacaciones en Brasil durante todo un mes, cuando en realidad obliga a su familia a encerrarse en casa para evitar ser descubiertos por sus vecinos. Recluidos, los personajes son orillados a convivir y se percatan de lo disfuncional que es su hogar. Inspirado en la obra Veraneando en Zapallar, escrito por Eduardo Valenzuela Olivos, el filme es una sátira que desnuda el arribismo social, una esfera que obliga al individuo a hundirse en el mundo de las apariencias y donde el éxito económico ante los ojos de los demás es más importante que la verdadera felicidad y satisfacción personal. Aunque a nivel visual nunca se percibe la desesperación de permanecer encerrados en un caluroso espacio ni las tensiones entre los miembros de la familia, el realizador chileno, Ricardo Carrasco (Negocio redondo, 2001) logra plantear un efectivo y agudo discurso sobre las deficiencias de la sociedad chilena y los falsos valores que la sostienen.
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Todo mujer
Dir. Rafael Gordon, España, 2015.
★★★
Amalia (Isabel Ordaz) es una acaudalada mujer venida a menos que, cuando le detectan un tumor en el cerebro, se ve obligada a llevar una vida precaria gobernada por la soledad y el hambre. Ella decide recluirse en su ostentoso, pero descuidado palacio, evitando cualquier tipo de contacto humano. Un día conoce a un joven vagabundo que padece el síndrome de Asperger y decide darle asilo para mutuamente darse compañía. Sin embargo, desde hace varios años, un misterioso intruso deambula entre las habitaciones de la mansión de Amalia y sentirá la necesidad de protegerla ante la llegada del nuevo inquilino. El octavo largometraje del veterano cineasta madrileño, Rafael Gordon(Teresa, Teresa, 2003; Mussolini va a morir, 2012), es el retrato de una mujer luchadora que, a pesar de vivir en condiciones de salud nefastas, busca reencontrar la bondad para reintegrarse nuevamente a la sociedad. Los desafíos que enfrenta Amalia son enmarcados en las atractivas locaciones de Segovia; las tonalidades cálidas de las edificaciones romanas y el clima mediterráneo son utilizados para confeccionar un juego de contrastes entre la vitalidad del mundo exterior y la frialdad interna de la protagonista. Todo mujer (2015), que recuerda la sutileza y elegancia con la que Luis Buñuel recuperó el tema de la caridad cristiana en Viridiana (1961), es una meditación sobre cómo las insatisfacciones humanas pueden dar un giro radical cuando el individuo es consciente de la cercanía que tiene con la muerte.
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Largometraje de ficción mexicano
El cumple de la abuela
Dir. Javier Colinas, México, 2015.
★★
La abuela (Susana Alexander) de una adinerada familia está a punto de vender su casa de Cuernavaca. Antes de hacerlo, ella decide convocar a la familia para celebrar su cumpleaños y pasar un último fin de semana en el atractivo recinto. Aunque sus nietos aparentan llevar vidas plenas y exitosas a nivel personal y profesional, todos ellos acarrean una serie de conflictos: Diana (Tiare Scanda) no puede tener hijos y está a punto de divorciarse de su esposo, Gerardo (Rodrigo Murray); Daniel (Luis Arrieta) es un joven aficionado al futbol con una bella novia (Paola Núñez), pero lleno de inseguridades; Sebastián (Luis Ernesto Franco) es un aspirante a escritor mentiroso y manipulador; y Ana (Marimar Vega) es una joven recién desempleada en apuros económicos. Todos ellos, en compañía de su padre (José Carlos Rodríguez), un alcohólico e irresponsable hombre, se reúnen en una velada donde los secretos del pasado y los miedos del presente desembocan en un caos familiar. En su segundo largometraje, el director mexicano, Javier Colinas (Detrás del poder, 2013), explora los vínculos y tensiones de una familia que paulatinamente se ha alejado, pero cuyos integrantes están dispuestos a que la estructura no se quebrante. El tono de comedia permite algunos momentos divertidos –principalmente aquellos en los que Susana Alexander demuestra su talento y espontaneidad para llevar a buen puerto un humor ácido y desenfadado–, sin embargo, la ligereza con la que se tratan temas inherentes a las relaciones humanas como la confianza, la fidelidad y la solidaridad sólo ofrecen el retrato de una familia disfuncional, pero sin crear momentos efectivos de reflexión ni de tensión.
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Luna de miel
Dir. Diego Cohen, México, 2015.
★★★
Jorge (Hector Kotsifakis) es un médico solitario que vive sexualmente reprimido y desarrolla una enfermiza obsesión por su joven vecina llamada Isabel (Paulina Ahmed). Al ser muy introvertido, Jorge manifiesta muchas dificultades para acercarse a ella, por lo que ejecuta un perverso plan para secuestrarla y, mediante un experimento lleno de torturas y prácticas sádicas, pretende que ella se enamore de él. A pesar de recurrir a un esquema clásico de la ‘tortura porno’, el realizador mexicano, Diego Cohen (Perdidos, 2014) se muestra paciente para presentarnos a sus personajes, mediante planos medios y planos generales del exterior de las calles evidencia la libertad que goza Isabel, una joven a la que conocemos en su rutina diaria: correr cada mañana por las calles de una colonia de clase media en la Ciudad de México. Esta representación de la libertad contrasta con el encierro y el gris sótano en el que la mujer es recluida para sufrir una serie de torturas física y psicológicas. El rostro de la hermosa joven es enmarcado con el uso de close-ups para capturar ojos hirientes que transmiten desesperación y miedo. El tour de force narrativo de la película radica en la forma en que Cohen nos conduce hacia un territorio sumamente incómodo: simpatizar con el verdugo y sentirnos cómplices de sus perversidades. Sufrimos con Isabel, pero no podemos dejar de sentir lástima por el malévolo Jorge.
LFG (@luisfer_crimi)
Cuando den las tres
Dir. Jonathan Sarmiento, México, 2014.
★★★
En años recientes, algunas propuestas del cine mexicano se han interesado en denunciar, criticar, reflexionar o simplemente retratar la ola de violencia que se vive en gran parte del país. El derramamiento de sangre, al menos en varios de estos filmes, tiene distintos orígenes: las estrategias del traslado de drogas enMiss Bala (Gerardo Naranjo, 2011); las fricciones cotidianas en la lucha de clases en Post Tenebras Lux (Carlos Reygadas, 2012); los errores infantiles y los tejidos de corrupción en Heli (Amat Escalante, 2013); el tráfico de armas en la frontera norte en 600 millas (Gabriel Ripstein, 2015), y ahora, en Cuando den las tres (2014), el joven realizador mexicano, Jonathan Sarmiento, retrata la manera en que la incapacidad de las autoridades y la opresión del crimen organizado motivan a los individuos a defenderse con sus propias manos. Ignacio (Luis Fernando Peña) y Pedro (Hugo Hoeflich) son dos miembros de las autodefensas que han recibido la orden de mantener secuestrada a la hija del gobernador como último recurso para que éste escuche sus demandas. Sin embargo, después de pasar un mes aislados en una pocilga situada en una zona boscosa, los hombres no reciben respuesta y se enteran que el mandatario abandonará el país. A partir de ese momento, los secuestradores deberán tomar decisiones importantes respecto a la vida de la pequeña. Con tres personajes muy bien desarrollados, Sarmiento construye una atmósfera de horror e incertidumbre: el miedo y encierro que padece la niña, el deseo de venganza de Pedro y las dudas morales de Ignacio permiten que el nerviosismo invada al espectador y lo mantenga expectante respecto a la resolución del conflicto. Sin embargo, gran parte de los diálogos parecen salir de las bocas de filósofos y analistas que creen tener un conocimiento absoluto y totalizador respecto a los complicados tejidos sociales, restándole verosimilitud y contundencia a los ideales que predican los personajes.
LFG (@luisfer_crimi)