Por Ricardo Pohlenz
Del 24 al 3 de marzo, 2011. Cartagena de Indias.
El Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias tuvo una renovación en su edición 51 bajo la dirección de Monika Wagenberg, cuyos esfuerzos, junto con los de su equipo, trajeron a este legendario puerto del Caribe lo más selecto de la producción mundial junto con sus realizadores y estrellas. El ambiente festivo y siempre amable de la ciudad (nunca tanta amabilidad como allá; en comparación, los chilangos competimos con los neoyorquinos en hijoputez) sirvió como marco incomparable para recibir las nuevas tendencias y apuestas de una cinematografía al margen de lo hollywoodense.
Entre las figuras que se destacaron estuvo el actor Willem Dafoe, quien protagoniza de A Woman (2010), película de su mujer, la bellísima Giada Colagrande. Dafoe describió el filme como algo puro y personal, parámetros con los que se excusan demasiados excesos y licencias formales. También estuvo el actor español Luis Tosar, parco y casi tímido, quien protagoniza junto con Gael García Bernal También la lluvia (2010) de la española Icíar Bollaín (exhibida fuera de competición) y 18 comidas (2010) del también español Jorge Coira.
Otra invitada de honor fue Geraldine Chaplin, quien formó parte del jurado de Colombia al 100, terna donde compite lo más reciente del cine colombiano, junto con Fabio Zapata, especialista en efectos especiales, y el escritor Senel Paz.
También se lució, como acostumbra, el realizador y guionista mexicano Guillermo Arriaga, quien ofreció una clase magistral con su estilo característico: duro, lúcido y lúdico. Arriaga hizo reflexión y alarde de un camino recorrido como verdadero hombre de acción en la escena mundial.
Figuró también el realizador francés Olivier Assayas de 56 años, de quien se presentó la versión abreviada de tres horas (la versión completa, filmada para la televisión francesa, dura seis) de Carlos (2010), brillante fresco de perspectivas y cambios de la cultura política en los últimos cincuenta años en Europa a la luz del más famoso terrorista (todavía lleno de suntuosidad) anterior a Osama Bin Laden. Assayas consigue un thriller sin concesiones, dado a un verismo que hace revisión y comentario a sus antecedentes (Costa Gavras y Barbet Schroeder) para poner por los suelos el clima político actual y el chauvinismo francés. El trabajo del actor venezolano Édgar Ramírez como el terrorista es notable. No puede dejar de compararse con la farragosa épica hecha por Steven Soderbergh con Benicio Del Toro para el Che (2008). Se trata de una lateralidad llena de grandiosidad, un margen gigante desde donde se recrea la historia emocional que definió el último tercio del siglo pasado.
Se presentó una retrospectiva del wunderkind mexicano Nicolás Pereda, dado a un lirismo que puede definirse como cine a salto de mata. Prefiero el largo y delirante plano subjetivo con el que abre Verano de Goliat (2010) al bucolismo pasmado de la primer secuencia de la cinta del 2007 Luz silenciosa (2007) (insisto, lo notable de tan apantallador plano secuencia es la banda sonora). Gabino Rodríguez, protagonista de sus películas, es el nuevo actor fetiche del cine nacional. Define una veracidad, tan violenta como llena de candor, que llena y define con su presencia el cuadro.
También estuvo Carlos Reygadas, paradoja insoportable, adalid pequeñoburgués de los mundos marginales, para el estreno en Colombia de su inefable y atroz Batallas en el cielo (2005). Estuvo además el realizador español Fernando Trueba, lento y parsimonioso, dado a la contemplación, de quien se presentó en función especial su fantasía musical animada Chico & Rita (2010), paseo esplendoroso por el jazz afroantillano, hecho mano a mano con el gran diseñador y artista variopinto, emblema del pop catalán, Javier Mariscal.
Figuraron también Iria Gómez Concheiro, quien sorprendió con su thriller anticlimático Asalto al cine (2011, también con Gabino Rodríguez); el afable y afanoso Everardo González, dado a una modestia de artesano visual, que realizó en El cielo abierto (2011) una revisión documental impecable e implacable de la vida y muerte del arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero. Alejandra Sánchez, quien ha hecho del cine una forma de lucha social, vino a remover a las buenas conciencias con su Agnus Dei (2010), donde sigue la vida diaria de Jesús, quien fue abusado sexualmente por un sacerdote a los once años. Fue omnipresente, por supuesto, el garbo descomunal del actor italiano Salvatore Basile Ferrara, director del Festival, quien es legendario por haber llegado a Cartagena para quedarse cuando tenía 27 años como parte del rodaje de un filme italiano, y ahora ha prestado su imagen para promocionar turística y culturalmente a Colombia.
Entre las figuras invitadas como jurados en las distintas categorías del festival no dejó de hacerse presente la productora mexicana Martha Sosa –con quien se comentó una y otra vez el seguimiento y controversia causado por Presunto culpable (2008), filme que produjo. También asistió el director mexicano Arturo Ripstein, baluarte de una época del cine mexicano vivida en eterno riesgo. Asimismo estuvieron el documentalista sueco Fredrik Gertten, los productores colombianos Diego Fernando Ramírez y Diana María Bustamante, el actor mexicano Damián Alcázar, la curadora Caroline Libresco, el editor Mike Goodridge, además de los críticos Dennos DeForest West, Diego Lerer, Nando Salvá y Eduardo Trías.
El Festival fue inaugurado con la proyección de Los colores de la montaña (2010), ópera prima de realizador colombiano Carlos César Arbeláez. La cinta hace alegoría de la historia reciente de Colombia a partir de un balón perdido por unos niños en un campo minado.
Los ganadores de la competencia oficial ficción fueron Claudia Celedón, como Mejor Actriz por Gatos viejos (2010) de Pedro Peirano y Sebastián Silva. Mejor Actor, Gabino Rodríguez por Asalto al cine. Mejor Guión a Natalia Smirnoff por Rompecabezas (2009). Mejor Director para Daniel y Diego Vega por la peruana Octubre (2010). La Mejor Película (con un premio de diez mil dólares) fue para Post Mortem (2010), retablo atroz de los pequeños protagonistas detrás de la dictadura chilena, de Pablo Larraín.
El Premio de la Crítica Internacional fue dado a La vida útil (2010) de Federico Veiroj, bellísimo retablo lleno de guiños al cine mudo sobre un mundo venido a menos desde las vicisitudes vividas por un operador de la Cinemateca Uruguaya.
El Premio del Público Cinecolor fue para Los colores de la montaña (2010), quienes se vieron dolorosamente identificados en la alegoría que presenta el filme sobre los cambios sufridos en el ámbito rural colombiano los últimos cuarenta años.
El premio Colombia 100 fue concedido a La sociedad del semáforo (2010) de Rubén Mendoza, con mención especial para Todos tus muertos (2011) de Carlos Moreno.
El premio Movie City a la mejor película colombiana (dotado de 25 mil dólares) le fue otorgado a García (2010) de José Luis Rugeles.
El ganador de la competencia oficial de documental (con un premio de cinco mil dólares) fue la colombiana Pequeñas voces (2010) de Jairo Carillo y Oscar Andrade.
Tuvieron premios especiales Jesús Romero, figura central del documental Agnus Dei y Macarena Aguiló, directora de El edificio de los chilenos (2010).
El mejor cortometraje fue "Esto es un revólver" (2010) del colombiano Pablo González, con premios especiales para la chilena Marialy Rivas por Blokes (2010) y para la mexicana Aina Calleja por Los días de verano son más largos (2010).
El premio Corto en Construcción fue dado para el proyecto " de Marcela Gómez Montoya.
Los premios para Nuevos Creadores fueron para Reciclando recuerdos de Catalina Vásquez Salazar en al categoría Documental, Introspección de Andrés Felipe Barajas en la categoría Animación y Permiso para soñar de Claudia Iguarán Manjarrés.
El premio Mejor Video Arte fue para los proyectos Sin título de Rened Varona Burbano y Causa – Efecto de Nicolás Buenaventura.
Se le dedicó una sección especial al cine mexicano donde fueron exhibidas algunas de las producciones nacionales más notables de los últimos años, entre las que se cuentan las brillantes Norteado (2009) de Rigoberto Perezcano y En el hoyo (2006) de Juan Carlos Rulfo. Por una semana, Cartagena estuvo llena de mexicanos.
El ambiente que reinó a lo largo del festival fue de una franca camaradería. Cineastas y estrellas desfilaron en galas y funciones con fasto sencillo, entregados de corazón a esta tregua cinematográfica tropical. Faltó glamour, pero supongo que eso es parte de lo que buscan los organizadores, algo que toque la universalidad mediática desde el provincianismo turístico de un destino literario.