Sevilla, 11 de noviembre de 2017
Rita di Santo (@ritadisanto)
Del 3 al 11 de noviembre se celebró la 14ª edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, la cual representa una cita fundamental en la geografía de los festivales cinematográficos internacionales y donde es posible observar el desarrollo del cine español y europeo: largometrajes, cortometrajes y documentales.
La ceremonia que tuvo lugar en el distinguido Teatro Lope de Vega, fue presidida por la actriz Silvia Abril (Anacleto: agente secreto, 2015), quien, con su irresistible comicidad, habló tanto de la situación catalana, como del Brexit. Por otra parte, hubiera sido imposible elegir mejor al filme que inauguraría el festival: Tierra firme (2017) del director catalán Carlos Marqués-Macet (10,000 km., 2014), llegado desde Londres. La película aborda la historia de una pareja lésbica, Eva y Kat, que vive felizmente en una barca en el Támesis, pero que, con la llegada de un amigo de Barcelona, entra en crisis. Tan pronto aparece Roger, el deseo de Eva de tener un hijo se reaviva y, cegada por ello, le ruega ser el donador del esperma. Respaldado por un tono irónico, la comedia del director catalán retrata las inquietudes de una generación que no atina a encontrar su identidad y que habita en una sociedad sostenida por viejos esquemas y estructuras imposibles de cambiar. El río se vuelve metáfora del mundo alternativo que sería viable construir en contacto con una tierra nueva donde todo fuera posible. Al terminar el filme, las protagonistas Oonar Chaplin (Proyecto Lázaro, 2016) y Natalia Tena (10,000 km., 2014), actrices de Game of Thrones y de Harry Potter respectivamente, recibieron junto con sus compañeros una ovación de pie que duró 15 minutos.
La crisis familiar fue el tema en común de varios filmes españoles, como el del director Samu Fuentes (Marrowbone, 2017) Bajo la piel (2017), el cual nos cuenta la historia de Martín, el último habitante de un pequeño pueblo que yace abandonado en la cima de las montañas, cuya vida, sin embargo, cambia repentinamente cuando decide casarse. Tomando esta premisa, Fuentes crea poesía: con ojos analíticos, pero compasivos, construye un filme emocional, trágico y auténtico.
El ojo, presa del arte cinematográfico, es capturado por la belleza de los paisajes de los Pirineos y pasa a la caótica y moderna Sevilla: El autor (2017) de Manuel Martín Cuenca (Caníbal, 2013), filme basado en el libro de Javier Cercas, El móvil, cuenta la historia de Álvaro, un notario casado con una escritora de renombre, quien descubre que es engañado por su mujer. Ocurrido aquello, y para sobrepasar la crisis, decide dedicarse a su pasión y escribir, pero no sobre un tema cualquiera, sino sobre la vida de sus vecinos, a quienes espía: el edificio es un microcosmos donde se puede observar y reflexionar sobre la cultura literaria contemporánea hecha de combatividad y la cual se encuentra encadenada a falsos mitos modernos y a viejos fantasmas. Esta comedia de tonos amargos debe su éxito al actor Javier Gutiérrez (El olivo, 2016), quien interpreta al protagonista y hace de él un personaje irresistible.
Otro de los esperados filmes fue el del director Agustín Díaz Yanes (Alatriste, 2006), Oro (2017), el cual relata el viaje de los primeros conquistadores, enviados a buscar oro en tierras desconocidas y peligrosas: un viaje similar al de Conrad en el Corazón de las tinieblas, en el que no sólo se enfrentan con tierras inexploradas sino también con los cambios psicológicos y las relaciones entre los personajes. El filme presenta la oportunidad de revisitar una historia conocida por todos y de reflexionarla desde el punto de vista de la contemporaneidad. Definitivamente se trata de una aventura fílmica que captura al espectador y que logra revivir un mundo algo olvidado.
El Festival de Sevilla es especialmente importante para el cine español, pues mantiene un ojo abierto a los directores contemporáneos sin olvidarse de los clásicos. Por ello, durante el mismo se reconoció la trayectoria de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, directores italianos que han contribuido grandemente al desarrollo del cine europeo.
Con 13 años atrás, la 14ª edición del festival se confirmó como una cita imperdible. Junto a los filmes expuestos, se realizaron encuentros con escuelas especializadas para generar mesas redondas en torno al mundo del cine.
En esta ocasión habló Antonio Muñoz en nombre del gobierno de la ciudad resaltando que el festival ya es una ceremonia consolidada y diferente, a su vez que Sevilla es ya la ciudad que alberga al cine independiente, distinto y de vanguardia. “Sevilla es una ciudad comprometida con el arte cinematográfico, dijo, y la voluntad política no faltará nunca”.
Por su parte, Antonio Saura, vicepresidente de la Academia de Cine Europeo cree que en Sevilla se expone el cine que es capaz de hacernos reflexionar sobre el mundo de hoy, porque gracias al cine tenemos la posibilidad de entender y pensar de una manera diferente a la establecida e impuesta. El cine se ha convertido en un puente de conexión entre religiones y culturas. El objetivo es promover la libertad de expresión.
Trad. Victoria Di Santo