28 de octubre al 1 de noviembre, 2015. Puebla, México.
Desde sus orígenes en el 2008, Mórbido ha querido plantearse como un oasis para ver cine de género; en otras palabras es el lugar donde los fanáticos del cine de terror, ciencia ficción y fantástico pueden ver cintas de todo el mundo que, en su mayoría, no podrían ver en la cartelera comercial. En esta octava entrega del festival se reafirma esto presentando películas de Japón, Nueva Zelanda, Turquía entre otros países, pero también sin olvidar a Latinoamérica con filmes de países como el nuestro, Guatemala o Argentina. Algo que abunda este año son las comedias de terror, gore y otras combinaciones genéricas afines que tiene la intención de que uno suelte la carcajada mientras ve alguna muerte horrible. Como es el caso de A la *#$%! con los zombies (Scouts Guide to the Zombie Apocalypse, 2015), de Christopher B. Landon, Deathgasm (2015) de Jason Lei Howden, Turbo Kid (2015) dirigida por François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell e inclusive la segunda película del mexicano Isaac Ezban, Los parecidos (2015), entre otras. En la ceremonia de inauguración, Pablo Guisa, el director del festival, ataviado como un faraón, nos reveló que el tema de este año son los ritos mortuorios, pero no sólo los nuestros, sino de todo el mundo. Si lo pensamos bien el hecho de que hayan tantas películas cómicas en el festival está en consonancia con la manera en que el mexicano celebra a la muerte, porque siempre hemos tenido la tendencia de reírnos de ella. Sólo basta pensar en los grabados de José Guadalupe Posada y en esa forma poética tan popular en el Día de Muertos: la calaverita.
Los parecidos
Isaac Ezban · México · 2015
En la lluviosa madruga del 2 de octubre de 1968 Ulises (Gustavo Sánchez Parra) se encuentra atrapado en una estación de autobuses alejada de la Ciudad de México, a la cual quiere llegar con desesperación porque su mujer está a punto de dar a luz, pero al autobús lleva horas retrasado por culpa del mal tiempo. Las cosas toman un giro extraño cuando el vendedor de boletos y su esposa comienza a sufrir una extraña y horrible transformación en sus rostros, pero dándole la vuelta a las convenciones del género de terror, al más puro estilo de Alex de la Iglesia, estos se transforman en el de un hombre común y corriente: Ulises. Esto desatará la paranoia entre los otros siete personajes atrapados en la misma estación quienes llevarán a cabo una paranoica caza de brujas para saber qué es lo que causa esta anormal transformación. Los parecidos, segundo largometraje de Isaac Ezban es una carta de amor al terror y a la ciencia ficción pulp de los cincuenta y sesenta, en general, pero en particular a The Twilight Zone (1959-1964), con todo y una voz en off al principio y final que es reminiscente a Rod Serling (narrador y creador del programa), y una trama que nos remite a uno de sus más icónicos episodios, cuyo nombre no mencionaré para no arruinarle la película a nadie. Lo interesante es que al enmarcarlo horas antes de la matanza del 68, los eventos de la cinta inevitablemente tienen un paralelismo con la situación política de México en ese momento, así como la clásica cinta Invasion of the Body Snatchers (1956) de Don Siegel, puede verse como un comentario del macartismo, dominante en esa época. Sólo que en la cinta de Ezban, esto no se deja indeterminado para que el espectador se dé cuenta de ello por sí mismo, sino que se hace explícito en varios momentos de la cinta y en especial en la narración en off que suena al final de la misma.
Macario
Roberto Gavaldón · México · 1960
Macario (Ignacio López Tarso) es un pobre leñador indígena en la Nueva España que toda su vida lo único que ha conocido es el hambre. Por ello, en la época de Día de Muertos anuncia que no volverá a comer hasta que pueda tener un pavo para él solo. Su esposa (Pina Pellicer), preocupada por su marido, consigue el manjar añorado por el leñador, quien decide comerlo en el bosque para no tener que darle ni a sus hijos, ni a nadie más. Lamentablemente, allí se le aparece el Diablo, Dios y la Muerte (Enrique Lucero), pidiéndole una pequeña parte, pero él sólo accede a darle a éste último en parte por empatía y en parte para seguir vivo en lo que devoran el humilde festín. La Muerte agradecida le da el don de saber quién morirá y quien no, y un agua que le permitirá curar sólo a los que no estén destinado a partir al más allá.
En esta edición del Mórbido Film Fest, antes de proyectar la cinta se mostró un vídeo en el que Ignacio López Tarso, quien interpreta al personaje homónimo, menciona uno de los puntos más importantes para poder abordarla; es decir, que si bien está basado en el cuento del mismo nombre de Bruno Traven, esté está basado en un cuento de tradición oral, por lo que existen muchas variantes del mismo, siendo la más famosa la recopilada por los folcloristas alemanes Jacob y Wilhelm Grimm: “La muerte madrina”. Si Traven se basó en ésta u otra versión, es algo que se llevó consigo a la tumba. En la versión tanto de Traven como de Gavaldón todos los elementos del relato tradicional están en función del hambre del protagonista que al principio es literal cuando sólo busca comer un pavo, pero que luego decanta en un hambre de dinero y en un hambre por sobrevivir. Logrando así que la cinta sea una crítica a la miseria a la que se encontraba la clase baja desde antes de que México tuviera este nombre y que seguía siendo vigente tanto en el momento en que salió esta cinta como en nuestro propio presente.
Litchi Hikari Club
Eisuke Naito · Japón · 2015
En la ciudad de Keikoh, un grupo de 9 estudiantes de secundaria forman parte de un grupo clandestino llamado Hikari Club (Club de la luz) liderado por Zera (Yuki Furukawa), mientras que todos los demás miembros tienes como nombre clave cada uno de los primeros ocho números en alemán. Este grupo tiene la meta de rendirle culto a la belleza y por ello de no envejecer, lo cual se traduce en matar adultos y en crear a un robot con la inteligencia artificial suficiente para capturar a una joven doncella que sea la personificación de la belleza misma. Esta película de Eisuke Naito, basada en el manga homónimo de Usamura Furuya, que a su vez está basada en una obra de teatro, muestra un gran cuidado en replicar la estética de su fuente, pero lamentablemente lo mismo no se puede decir de su trama. La película intenta ser varias cosas a la vez: una crítica del fundamentalismo, un película erótica, una cinta gay, un comedia romántica, un musical, una película de ciencia ficción, una cinta de terror gore y todo esto aderezado con un humor involutanrio. Como es de esperarse, el resultado es una muestra de lo verdadero que es el viejo refrán: “el que mucha abarca poco aprieta”.
Yakuza Apocalypse
Takashi Miike · Japón · 2015
Akira Kageyama (Hayato Ichihara) es el guardaespaldas del legendario y aparentemente imbatible yakuza Genyo Kamiura (Lily Franky). Lo que él ignora es que su jefe es tan fuerte porque en realidad es un vampiro yakuza, quienes sólo pueden alimentarse de sangre de civiles porque la de los yakuzas normales no les parece muy apetitosa. Unos miembros de un sindicato criminal extranjero al que solía pertenecer, le piden a Kamiura que regrese con ellos, pero al negarse acaban con él. La cabeza cercenada del jefe yakuza utiliza sus últimas fuerzas para convertir a Kageyama en un vampiro con la esperanza de que sea su sucesor. Ahora el joven guardaespaldas tendrá que aprender a dominar sus poderes para poder derrotar a Kaeru, el jefe de estos criminales.
En una carrera tan larga como la de Takashi Miike —97 filmes en 24 años— es inevitable que además de algunos grandes aciertos como Audition (1999), Ichi the killer (2001) y 13 asassasins (2010), pero también algunas cintas menos afortunadas como Shield of Straw (2014). Lamentablemente este último intento se ubica en este segundo rubro. La película cae en uno de los problemas más usuales en mangas y animes; introduce una cantidad demasiado grande de personajes y tramas paralelas que hacen que el personaje principal, así como todos los demás, tengan un desarrollo muy vago y, por ello, que la historia se sienta fuera de foco. Esto se ve acentuado por el hecho de ser una película de casi dos horas y no una publicación serializada por años y años. Además de esto la cinta no tiene un tono uniforme, sino que éste se va degradando conforme avanza la historia. Comienza como si fuera una cinta de yakuzas, pero con un personaje sobrenatural, luego se va transformando en una parodia de este tipo de filmes, y al poco tiempo se convierte en una caricaturización de las mismas hasta decantar, en el último acto, en lo que pareciera ser un capítulo de una serie tokusatsu —en occidente lo más cercano que tenemos son los Power Rangers que son una adaptación occidental de este tipo de series— y con todo y un villano principal, Kaeru, que se ve y actúa como si estuviera sacado un de un episodio particularmente bizarro. Literalmente es una botarga de una rana de peluche que es acompañada de unos efectos especiales bastantes pobres, que serían esperados en una serie tokusatsu dirigida a niños pequeños y con poco presupuesto. En general está degradación de tono junto con el poco desarrollo de los personajes evita que la película tome forma y sea algo más que un despliegue de violencia y elementos absurdos.
Tales of tales
Mateo Garrone · Italia – Francia - Reino Unido · 2015
Mateo Garrone se puso una tarea bastante complicada al querer adaptar el Pentamerón o Lo cunto de li cunti del poeta cortesano de Nápoles Giambattista Basile, ya que es la primera recopilación de cuentos de hadas de la se tiene noción. La dificultad estriba en que son cincuenta cuentos. Para resolver esto decidió adaptar sólo tres cuentos: La cierva encantada, La pulga y La vieja desollada. Interesantemente no decidió basarse en los más conocidos, como hubiera sido Sol, Luna y Talia, que es la primera versión conocida del motivo de La bella durmiente. Otra elección interesante que tomó fue la de no contar las tres historias de manera separada, como sería de esperarse de un filme que adapta tres narrativas distintas, y sin relación entre sí. En cambio Garrone fue intercalando las historias por escenas sin ninguna separación evidente, lo que genera la expectativa de que en algún momento van a estar conectadas entre sí. Esto ocurre hasta el final haciendo que los personajes de la primera historia y de la tercera visiten el reino de la protagonista de la segunda, lo cual se siente artificioso y como una mera justificación de la estructura elegida. Además intercalar las historias de esta forma va rompiendo con el flujo narrativo de cada una, lo cual inevitablemente genera la sensación de que quizá hubiera sido mejor centrarse en un solo relato o dirigir una trilogía. En cuanto a diseño y estética la película es impecable e inclusive muchas escenas tienen una calidad pictórica que, por citar un caso, puede llegar a recordar a la obra de los prerrafaelitas. Además Garrone tuvo el gran acierto de mostrar la brutalidad que pueden tener los cuentos de hadas, recordándonos que este tipo de relatos no siempre fueron para niños.
A la *#$%! con los zombies con los zombies
Christopher B. Landon · Estados Unidos · 2015
Ben (Tye Sheridan), Carter (Logan Miller), y Augie (Joey Morgan) son tres amigos que llevan tiempo siendo miembros de los scouts, pero ahora que están en el segundo año de preparatoria, los dos primeros comienzan a creer que este pasatiempo puede afectar sus posibilidades de perder la virginidad. Así que cuando tienen la oportunidad de ir a una fiesta, deciden abandonar en el campamento a Augie. Sólo que, sin que ellos lo sepan, se ha desatado un holocausto zombie en su localidad. Por ello, tendrán que usar sus habilidades como scouts para sobrevivir a la catástrofe e intentar al pueblo en el proceso. A la *#$%! con los zombies, segunda película de Christopher B. Landon (Paranormal Activity: The Marked Ones, 2014), en realidad es dos películas distintas. Por un lado, es una comedia de adolescentes obsesionados con perder la virginidad, como Superbad (2007) de Greg Mottola o American Pie (1999) de Adam Herz, con todo lo que esto implica incluyendo la estructura de una y los chistes sexuales y escatológicos Por otra lado, conforme va avanzando la infección zombie, tenemos frente a nosotros una comedia gore de humor negro, con una que otra semejanza con Braindead (1992) de Peter Jackson. El problema con esto es que los dos tipos de comedia se mantienen separados gran parte de la película y es sólo al principio del último acto que comienzan a unirse de una forma orgánica e interesante; es decir, aparecen chistes sexuales con zombies, como cuando a Augie es mordido en el trasero por una zombie anciana que perdió la dentadura. El problema es que conforme las cosas van normalizándose estos fugaces y brillantes momentos desaparecen para regresar con los clichés y elementos predecibles de una comedia sexual sobre adolescentes.
Nina forever
Chris y Ben Blaine · Reino Unido · 2015
Rob (Cian Barry) apenas está recuperándose de la culpa que siente tras la muerte de su novia Nina (Fiona O'Shaughnessy), quien murió en un accidente. Esto lo llevó a dejar su carrera y trabajar en un supermercado. Lentamente parecía que las cosas estaban regresando a su cauce cuando comenzó a enamorarse de su compañera de trabajo Holly (Abigail Hardingham), pero justo cuando están teniendo relaciones se materializa de la nada el cadáver su ex. Ahora ambos tendrán que lidiar con la presencia de ella si es que quieren que su relación funcione. La cinta, al igual que Babadook (Jennifer Kent, 2014), es una reflexión sobre la culpa, sólo que en está ocasión, esto se consigue llevando a un sentido literal la idea de que la presencia de una pareja muerta va a estar de una forma u otra presente en una nueva relación. Y justamente el recurso de tener a un cadáver que hace comentarios sarcásticos y ponzoñosos sobre la nueva pareja, es una manera inusual de mostrar lo que ellos piensan, pero no se dicen en casos como éste. Asimismo, funciona para mostrar las múltiples y no muy eficaces maneras en que se debe lidiar con la culpa. Algo que permitió a los británicos Chris y Ben Blaine debutar con una reflexión eficaz sobre el proceso de la culpa es no haber pensado en la cinta como un filme de terror —como revelaron antes de la función— ya que esto les permitió prescindir de las convenciones usuales del género.
The Invitation
Karyn Kusama · Estados Unidos · 2015
Will (Logan Marshall-Green) es invitado por su exesposa Edén (Tammy Blanchard) y su nuevo marido David (Michiel Huisman) a una fiesta a la que también van a asistir todos sus amigos más cercanos. Al llegar, los anfitriones les hablan de una ideología llamada The Invitation, que promete bienestar espiritual. Will comienza a sospechar que la fiesta esconde algo mucho más siniestro y mortal, pero todos sus amigos están convencidos de que simplemente está siendo paranoico. Siguiendo el ejemplo de Hitchcock en la clásica cinta Rear Window (1954), Karyn Kusama juega con la posibilidad de que el protagonista tenga razón o no, presentándonos dos indeterminaciones. Por una parte, se dan pistas de que algo violento ocurrió en el pasado de Will y su esposa que los llevó a separarse, pero gran parte de la película no sabemos qué es. Y por otra, se mantiene oculta la ideología y el verdadero propósito de lo que es The Invitation. Afortunadamente lo hace con la suficiente maestría y equilibrio para mantenernos en tensión durante todo el proceso y también para que la revelación final se impactante y poco predecible.
Turbo kid
François Simard – Anouk Whissell – Yoann-Karl Whissel· Canadá – Nueva Zelanda · 2015
En un postapocalíptico 1997, la humanidad vive en un yermo tras la desaparición del petróleo y las reservas de agua se han vuelto muy escasas. En este ambiente hostil un chico huérfano (Munro Chambers), cuyo nombre nunca es mencionado, sobrevive como puede, pero con el único deseo de ser algún día como el superhéroe de su cómic favorito: Turbo Rider. Un día conoce a una chica llamada Apple (Laurence Leboeuf) que se autoproclama su mejor amiga e intenta irse a vivir con él. Lamentablemente, ella es secuestrada por los esbirros del soberano de la región Zeus (Michael Ironside), quien controla la reserva de agua de la región. Ahora tendrá que hacer lo posible por rescatarla.
Turbo Kid es un homenaje a los ochenta y noventa que va desde presentar un mundo postapocalíptico reminiscente al de Madmax, sólo que con bicicletas, y una multiplicidad de elementos de esas décadas como el View-master que posee el protagonista, su guante reminiscente del Power Glove de Nintendo, el contador de corazones que tiene un robot y que es reminiscente al de videojuegos clásicos como The Legend of Zelda (1986) entre muchas otras. Sin embargo, la película no sólo es un tapiz de referencias, gracias a la acción constante, el uso ingenioso del gore como un recurso humorístico, una constante reflexión sobre la humanización de las máquinas y la deshumanización del hombre en un mundo sin un estado que garanticé su seguridad, así como una crítica a los monopolios.
Liza, the Fox-Fairy
Károly Ujj Mészáros · Hungría · 2015
Liza (Mónika Balsai) es la enfermera de la viuda del embajador de Japón (Piroska Molnár), cuyo único amigo es el fantasma de un cantante japonés (David Sakurai), quien está perdidamente enamorado de ella, aunque ella lo ignora En su cumpleaños número treinta, la viuda le comenta que debería buscarse una pareja por lo que el fantasma la mata. A partir de esto, el fantasma mata por medio de accidentes a todos los hombres que se acercan a la joven. Como ella está obsesionada con una novela japonesa, empieza a creer que ella, al igual que un personaje de ese libro, se está transformado en un kitsune, aquí llamados zorros
La película adapta el relato folclórico de los kitsunes, zorros sobrenaturales que pueden hacer pasar por mujeres y devorar el alma de los hombres, a las reglas de un cuento de hadas, pero esto sólo desde la perspectiva de la enfermera. Desde la óptica de todos los demás hay dos explicaciones racionales: o están ocurriendo una serie de accidentes muy improbables o la enfermera es una asesina. Y desde nuestra perspectiva hay algo sobrenatural, pero no sabemos qué es. Justamente, el director húngaro Károly Ujj Mészáros juega con estás tres perspectivas para hacer aún más efectiva la revelación final. Además de todo esto, la película tiene una estética muy cuidada que puede recordar a Delicatessen (1991) de Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro o a The Grand Budapest Hotel (2014) de Wes Anderson.