“¿Con quién estás enojado?”, dice una voz con calma y pasividad mientras inicia el filme. El close-up de una boca con unos dientes amarillentos que responde “con todos, con todo” nos muestra el inicio del experimento que la gente popularmente ha denominado ‘la purga’. El partido de los Padres Fundadores (New Founding Fathers) ha decidido realizar una prueba en Staten Island, como proyecto piloto que pretende expandirse a nivel nacional el siguiente año si todo sale como esperan. La encargada de este primer intento es la doctora Updale (Marisa Tomei) quien considera que el hecho de permitir a la sociedad descargar su ira durante un tiempo determinado -12 horas para ser exactos- sin repercusiones legales, beneficiará a la sociedad a largo plazo. Sin embargo, el experimento que tanto la investigadora como los miembros del partido apoyan, no parece tener gran aceptación entre los residentes, por lo que el partido decide incentivar la permanencia de la gente con una suma de 5000 dólares y para aquellos que decidan “purgar”, un monto económico mucho mayor. Nya (Lex Scott Davis), una joven activista, se reúne con un grupo de personas para pasar la noche de la purga en una iglesia y manda a su hermano, Isaiah (Joivan Wade), a Brooklyn, pero el joven desea vengarse de Skeletor (Rotimi Paul), un violento drogadicto que se nos presenta en la primera escena del filme como uno de los primeros en aceptar este nuevo orden social. Pese al fomento monetario que reciben, la mayor parte de las personas deciden solo utilizar sustancias ilegales y actos indecorosos en la vía pública. No obstante, salidos de un lugar desconocido, varios grupos de personas enmascaradas comienzan a asesinar a la población, por lo que el mafioso de la zona y exnovio de Nya, Dmitri (Y’lan Noel) defenderá su territorio y a los miembros de su comunidad.

Gerard McMurray dirige 12 horas para sobrevivir: el inicio (The First Purge, 2018), la cuarta entrega de la franquicia producida por Blumhouse. El filme muestra el primer día que se realiza “la purga” y la situación económica de aquellos que no pueden darse el lujo de escapar de este caos. Tal como sucede en The Purge: Anarchy (2014), la trama realiza un acercamiento a los segmentos vulnerables de la población, ya que son estos los que se convierten en las primeras víctimas de la propuesta. Pero, al contrario de la segunda entrega de la saga, este filme toma en cuenta un factor relevante dentro de los sectores minoritarios, ya que, pese a lo que pueda ocurrir durante las 12 horas de la purga, estos lugares están expuestos a graves problemáticas sociales -delincuencia, drogas e inseguridad- durante los otros 364 días del año. El tema de las minorías y los entornos en los que se desenvuelven habían sido ya el argumento principal de la ópera prima del cineasta, Burning Sands (2017), donde una hermandad sirve como telón de fondo para exponer las injusticias a las que la gente se ve sometida en busca de un lugar mejor en la sociedad. En 12 horas para sobrevivir: el inicio, el guionista y director de las tres películas anteriores, James DeMonaco, retoma las diferencias sociales para hacer hincapié tanto en la segregación racial –la mayor parte de la población de la zona son latinoamericanos y afroamericanos- como en las políticas de odio que solo fomentan más violencia. Pero, pese a todo ese discurso que se inclina hacia una propuesta pacifista, utiliza al personaje de Y’lan Noel como un héroe de acción que mata a todos los enemigos a su paso, dando a entender que la violencia sí es la única solución. También omite la explicación de la figura de los Padres Fundadores -aquel organismo del que se ha oído hablar desde The Purge (2013)-, y del que sólo se menciona tangencialmente su presencia, por lo que aquellos que manejan todos los hilos de la política siguen sin ser vistos como la verdadera amenaza del filme. Pese a esto, 12 horas para sobrevivir: el inicio se convierte en una sátira recargada de violencia del origen de una sociedad a la que sus gobernantes obligaron a perder todo ápice de civilidad.

Fecha de estreno en México: 19 de julio, 2018.

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