Momentáneamente ausente de la franquicia de Transformers, Michael Bay se desvía de su camino habitual con la más seria 13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi, una recreación del ataque a la sede diplomática de Estados Unidos en esa ciudad de Libia y a la instalación secreta de la CIA a pocos kilómetros de ahí el 11 y 12 de septiembre del 2012. El filme se centra en la experiencia de seis antiguos militares que, siendo miembros del grupo de seguridad conocido como GRS (Global Response Staff), se convertirían en la única línea de defensa durante el ataque: Tyrone “Rone” Woods (James Badge Dale), Mark “Oz” Geist (Max Martini), Kris “Tanto” Paronto (Pablo Schreiber), John “Tig” Tiegen (Dominic Fumusa), Dave “Boon” Benton (David Denman) y el recién llegado, Jack Silva (John Krasinski).
Aunque la película intenta dejar de lado el aspecto político del ataque a la sede diplomática, (evade, por ejemplo, mencionar la responsabilidad que Hillary Clinton –entonces Secretaria de Estado en la administración de Obama– tuvo en la tragedia de Bengasi, en la que el embajador Chris Stevens (Matt Letscher) y otros norteamericanos perdieron la vida) su intención de solo mostrar los hechos como sucedieron fracasa en el momento en el que deja sin rostro a los atacantes libios y no ahonda en el conflicto que había convertido a la ciudad en uno de los lugares más peligrosos del mundo. Bay simplifica demasiado la trama y sus personajes, “buenos” y “malos”, que no muestran profundidad: los militares son seres prácticamente indestructibles con un sentido del deber que va más allá de la autopreservación y cuya motivación para pelear por algo que no entienden no se aclara del todo, mientras que el jefe de la CIA (David Costabile), que se niega a dar la orden de atacar cuando la vida del embajador es puesta en peligro, es terco y, hasta cierto punto, estúpido. Lo que pasó en la ciudad libia fue un cruce de demasiados factores que derivaron en el desastre y cuyo trasfondo es importante rescatar –principalmente la falta de apoyo del gobierno hacia sus militares, no solo dentro del campo de batalla, sino afuera, donde no obtienen ayuda de ningún tipo después de años de servicio y son orillados a poner su vida en riesgo una y otra vez–, pero sin el tratamiento adecuado, la historia sólo genera más dudas y ofrece muy pocas respuestas.
Fecha de estreno en México: 4 de marzo, 2016.