En abril de 1917, los soldados británicos Blake (Dean-Charles Chapman) y Schofield (George MacKay) fueron convocados al campamento del general Erinmore (Colin Firth). Sacados de su estancia en el norte de Francia, Blake y Schofield se sorprenden al enterarse de una trampa alemana para emboscar a un batallón de 1,600 hombres, incluido el hermano de Blake, sin ninguna forma de advertirles de inmediato de la muerte inminente. Con la tarea de cruzar un terreno peligroso en un día para entregar el mensaje de advertencia, Blake y Schofield comienzan su misión, abriéndose paso a través de trincheras, túneles y ciudades bombardeadas aparentemente vacías sin almas humanas en las que puedan confiar. En el camino, los peligros aparecen con regularidad, enfrentando a los soldados contra lo que queda de las fuerzas alemanas, que no dudarán en matar a los hombres y generar un desastre colosal.
En su pasada incursión en la franquicia de James Bond, Spectre (2015), el director Sam Mendes construyó -en complicidad con Hoyte Van Hoytema- la ilusión de un largo plano secuencia en el que el agente 007 se infiltraba en una celebración del Día de los Muertos en la Ciudad de México. El sentido de inmersión era constante y elegante mientras la acción se desarrollaba en las azoteas de los edificios, en las calles atestadas de gente y en las furiosas explosiones, creando uno de los momentos más llamativos de aquel filme. Ahora, llevando este mismo concepto de un plano prolongado al extremo, Mendes aplica tal concentración y maestría técnica en 1917 (2019) al seguir paso a paso la odisea de dos soldados británicos que cruzan terrenos peligrosos en la Primera Guerra Mundial. Mendes hace una película impactante, pero no consistentemente fascinante, encontrando que el truco de la producción a veces acelera el ritmo y la intensidad. 1917 se presenta en tiempo real, permaneciendo con los soldados mientras se abren camino a través de obstáculos, con problemas iniciales cuando son encontrados dentro de un túnel poblado de ratas que accidentalmente disparan trampas explosivas. Blake y Schofield son golpeados por una bomba y siguen avanzando, pero esta experiencia de observación se desinfla, ya que gran parte del filme está dedicado a caminar, escalar, quedarse quieto, en silencio, a oscuras, y luego recontinuar el camino. Mendes crea un evento visual hipnótico, ayudado por la cinefotografía de Roger Deakins, pero la exhibición de una toma tiende a detener el flujo del relato y el truco nunca logra sentirse como un diario de viaje, es una exhibición continua que conecta muy bien los espacios habitados por los personajes, pero sin tejido emocional. Mendes se compromete por completo con la artificialidad, usando sutilmente la edición y efectos CGI muy discretos, pero vistosos e inmersivos. Es deslumbrante, pero sólo en forma. 1917 se convierte más en un ejercicio técnico a medida que se desarrolla; aunque algunas escenas se conectan según lo previsto, incluido un momento tierno donde Schofield descubre a una niña francesa escondida con un bebé, Mendes evidencia que está más atento a sus trucos que a la comprensión desgarradora del sacrificio y la pérdida.
Fecha de estreno en México: 17 de enero, 2020.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex