Víctor (Franco Celso), el protagonista, es un joven carretillero que se gana la vida buscando llevar la pesada mercadería de la masiva clientela que asiste a diario al Mercado 4, en el corazón de Asunción. Se entretiene en los ratos libres de su jornada laboral viendo los comerciales de los televisores que hay en algunos puestos precarios. Recesos que le sirven para escaparse de su realidad y soñar con llegar a estar en la pantalla en algún momento de su vida. Sus deseos de fama se resumen en obtener el dinero suficiente para comprar un celular que tenga cámara. Cuando al adolescente le prometen un pago de $100 dólares a cambio de llevar siete cajas en su carretilla mientras la policía inspecciona un lugar, acepta ilusionado con la idea de regalarse un teléfono con la última tecnología, un costoso celular de segunda mano, que quiere comprarle a la mejor amiga de su hermana. Es el año 2005 y la novedad de los celulares que toman fotos y graban videos es algo fascinante para algunas personas, sobre todo entre los que viven en la marginalidad y la opresión de las clases sociales más bajas de la comunidad latina paraguaya. Junto a su amiga Liz (Lali González), Víctor transporta la misteriosa mercancía, pero en ese breve lapso se suscitan una serie de confusiones que hacen creer a algunos colegas desleales del lugar —Nelson y su pandilla de carretilleros criminales– que en esa caja van más que solo frutas y verduras, y querrán quedarse con ellas. Víctor y sus perseguidores estarán involucrados en un crimen del que ninguno conoce la causa, a la víctima ni a los delincuentes. De ese modo recorremos con los personajes los recónditos del Mercado 4, un lugar que termina de dar forma a los laberintos dramáticos de este thriller con elementos de comedia negra.
7 cajas (2012), de los cineastas paraguayos Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori, retrata de manera realista la vida en los suburbios urbanos de Asunción, refleja también la precariedad de servicios públicos como el sistema de salud. Maneglia y Schembori mueven la cámara registrando al Mercado 4 en lugares frívolos, sombríos, lúgubres, que rozan lo tétrico. La mirada se centra en los niños marginales. El desafío de sobrevivir a esa jungla es un principio de vida y base de su educación, añorando escapar o adaptarse a ese mundo donde les tocó vivir. Víctor y Liz deberán escapar y sortear los disparos y las persecuciones, una síntesis de esa infancia golpeada que se intenta camuflar a través de televisores como metáforas del sueño estadounidense y celulares importados. Los directores añaden a las secuencias escenas vertiginosas ejecutadas cámara en mano, que logran transmitir intriga y suspenso que se acentúan con los diálogos en guaraní utilizados en la película con subtítulos en español. Y aunque la trama en su segunda parte se vuelve algo predecible, y algunas escenas rayan en lo absurdo, prevalece un virtuosismo cinematográfico, en medio de tanta violencia hay espacio para la delicadeza: Víctor sueña con ser un actor de Hollywood, un deseo alentado por Liz, su amiga y enamorada.
Fecha de estreno en México: 31 de julio