Mariano (Patricio Castillo) decide emprender un viaje a Acapulco en compañía de sus dos mejores amigos, Justo (Sergio Bustamante) y Antolín (Alejandro Suárez), con quienes mantiene una relación de cariño y confianza desde la preparatoria. Además de pasar tiempo con ellos, Mariano tiene la intención de volver a ver a Carmen (Luz María Jerez), el amor de su juventud. Sin embargo, su semblante desmejorado y un fuerte desmayo que sufre, hacen pensar a Justo y Antolín que su amigo no está bien de salud, pero Mariano se rehúsa a confesarles la verdadera razón de ese viaje.
Acapulco, la vida va (2016), dirigido por el cineasta mexicano, Alfonso Serrano Maturino, es una comedia ligera con pinceladas de melodrama sobre la vejez, el amor, la amistad, la lealtad, la enfermedad y la muerte. Al pretender abordar un amplio abanico de temas, el guion sólo puede ofrecer someras e ingenuas reflexiones en torno a las repercusiones del paso del tiempo. Cada una de las situaciones es abordada desde la presunción, la ridiculez y el amaneramiento. Incluso, las interpretaciones de los tres veteranos actores se perciben falsas al exagerar en todo momento las gesticulaciones y los ademanes, quizá como estrategia para transmitir sus achaques, dolores y tristezas. El filme es sentimentalista, formulista, predecible y descaradamente manipulador. El retrato que Serrano hace de la vejez carece de la faceta desgarradora –aquella más cercana a la condición humana real que afrontan los ancianos– y opta por elaborar un idilio alentador y meloso.
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Fecha de estreno en México: 20 de enero, 2017.