Acuarela (Aquarela, 2018), documental dirigido por el cineasta ruso Victor Kossakovsky, es un viaje a través de la belleza ilimitada y el poder visceral del agua. Desde las heladas atmósferas del lago Baikal hasta la majestuosa cascada de Salto Ángel en Venezuela, pasando por la ciudad de Miami agobiada por el huracán Irma, el filme muestra el encanto, el vigor y la crueldad transformadora de la naturaleza, brindando una increíble experiencia multisensorial, invitando al público a percibir la energía de este elemento, al mismo tiempo que refleja la innegable fragilidad del ser humano. La frontera de Aquarela no se detiene en los límites de la pantalla cinematográfica, sino que permite hundirnos donde no hay presencia humana y también donde el hombre es sólo un componente efímero de un inmenso retrato. Recorriendo varias naciones y diferentes entornos -desde Groenlandia hasta Portugal, o de Rusia a México- y concebida a 96 fotogramas por segundo, Kossakovsky logra darle voz al agua, un elemento empelado constantemente como escenario o fondo de las acciones, pero pocas veces explorado como personaje. Las imágenes transmiten la intención de su director de querer abandonarse a la naturalidad y su belleza imponente, dramática y sugestiva, creando ante todo una conexión emocional. El agua nunca es la misma, nunca se presenta de manera idéntica, ya que dependiendo de la región cambia de forma, aspecto, color, brío, dinamismo, transmitiendo una amplia gama de sensaciones que oscila de la tranquilidad a la agresión, pasando por el abandono. Aquarela también está embellecida con un diseño sonoro furioso, que en algunas escenas se centra en el ímpetu, en el choque de las olas, en los glaciares y en el rugido del viento, mientras que en otras las sinfonías naturalistas se acompañan de música agresiva, con canciones de heavy metal que tienen la intención deliberada de aturdir. En este sentido, el filme es una ventana para ver y sentir un elemento de la naturaleza que a menudo se da por sentado, pero que es tan esencial y absolutamente insustituible para el ser humano. Finalmente, Kossakovsky tiene la habilidad de no hablar nunca sobre cambio climático y el derretimiento de los glaciares, pero los temas están tan presentes en las impactantes imágenes y son centrales, de modo que el espectador es invitado a cuestionar la urgencia de los desastres ecológicos, logrando tener un impacto decisivo y dramático.
Acuarela forma parte de la gira AMBULANTE 2019.