Dividida en dos partes, Alas de libertad (Bird People, 2014) de Pascale Ferran (Lady Chatterley, 2006), cuenta dos historias paralelas: la de Gary (Josh Charles), un directivo estadounidense, quien decide abandonarlo todo –incluido su matrimonio–, minutos antes de tomar un avión a Dubái después de una reunión de trabajo en París, y la de Audrey (Anais Demoustier), una silenciosa joven estudiante francesa que trabaja como mucama en el mismo hotel en el que se hospeda Gary y que intenta sobrellevar como puede su anodina realidad. Durante su estancia en el mesón ubicado cerca de un aeropuerto, Gary a traviesa por una crisis existencial que lo lleva a revisar su pasado y sus circunstancias actuales. Mientras que Audrey, tímida pero con un espíritu soñador, se distrae con facilidad observando el paisaje y a las otras personas que la rodean; tanto, que tiene la capacidad de transformarse en gorrión. De hecho, es en su forma de ave que ella entra en la intimidad de los demás -escuchando sus conversaciones de teléfono, su música y sus pensamientos- sin que se den cuenta. En apariencia, las historias no pueden ser más distintas, tanto en tono como en tratamiento: dos personajes diametralmente opuestos (nacionalidad, nivel de vida, clase social), pero convergen en el poderoso deseo de querer escapar de su vida cotidiana.
Y aunque la premisa de Alas de libertad parece interesante, adolece de una falta de unidad; la estructura narrativa dividida en dos partes bien diferenciadas da la impresión de que se trata de dos películas distintas. Unas escasas secuencias del final permiten al espectador detectar las pocas conexiones. Quizá lo más desconcertante es la injustificada metamorfosis de la chica en un pájaro que da vueltas en el aire, haciendo alarde de todo lo que ve: los huéspedes del hotel, los transeúntes, los viajeros, los animales, de sus colegas. De hecho es esta transformación la que arruina el potencial paralelismo entre la historia de la joven y el hombre de negocios. Lo que deviene en su segunda mitad en una fábula de tintes muy cursis. A pesar de la hermosa fotografía nítida y cálida de Julien Hirsch (Unforgivable, 2011) y de tocar temas contemporáneos como la soledad y la incomunicación a causa de la tecnología, Bird People no termina de convencer e introducir al espectador en su universo migratorio.
VSM (@SofiaSanmarin)
Fecha de estreno en México: 26 de junio